Severo Cruz Selaez
“El hambre no espera, todos a San Francisco”, pregonaban los sectores contrarios a los gobiernos de turno, allá por los años 80 del siglo pasado. Exigían un cambio que signifique bienestar social, pues la situación económica era insostenible. Pensaban, con cierta ingenuidad, que la democracia sería como antídoto, para acabar con esa realidad.
Se había logrado, en1982, el cambio de dictadura por democracia. Ello implicaría la restitución de las libertades, para el ejercicio de la actividad política, sindical, cultural y cívica. Pero sobrevino una espantosa hiperinflación, que desestabilizó a los gobernantes de tinte democrático. Los sueldos y salarios habían perdido su poder adquisitivo. La canasta familiar se elevaba, día que transcurría. Entonces, loa gobernantes aseguraban que, en 100 días, esa situación, sería superada. Promesa fallida.
Bolivia respiraba, a partir de entonces, renovados aires en materia política. Pero problemas como pobreza, desempleo, hambre y desnutrición infantil, seguirían su curso de deterioro. La incipiente democracia resurgió, por lo visto, aquejada por serios problemas económicos, que provocaron zozobra e incertidumbre. “Es una herencia de los gobiernos de turno”, sostenían los mandamases. Aquellos ahora continúan golpeando a la población, pese que, entre el 2005 y 2014, el país tuvo una bonanza económica jamás antes vista. Las personas necesitadas, en particular, no tuvieron la ocasión de disfrutar el tan pregonado “milagro boliviano”. Se olvidaron de ellas y prefirieron destinar recursos a rubros intrascendentes.
Hoy la democracia está imposibilitada de colmar expectativas de bienestar. A raíz del agotamiento, de nuestra principal fuente de ingresos, el gas. “Bolivia va a enfrentar una crisis energética terrible porque no habrá gas para abastecer el mercado interno”, dijo, avizorando el futuro de ese energético, un experto (1). En este marco, muchos compatriotas, frustrados, en sus afanes de superación, por el proceso político inaugurado en 2006, optaron, en años anteriores, por partir rumbo a Chile, Argentina, Estados Unidos, España, Francia, etc., en busca de un futuro mejor. “Un millón de ciudadanos bolivianos se encuentran en Chile dedicados a labores agrícolas” (2), puntualizó el editorial de un conocido medio impreso. Probablemente se multiplique ese número, ante la escasez de dólares, de combustibles y la elevación de la canasta familiar. Temas que deben ser atendidos, lo antes posible, por quienes detentan el Poder.
Son unos cuantos quienes están medrando ena nombre de la democracia. Como lo hicieron algunos, en las dictaduras. A ellos no les preocupa la situación adversa de los bolivianos, sino su afán de perpetuarse en el poder, como sea.
En suma: deponiendo actitudes mezquinas, se debería trabajar por un destino mejor.
Notas
(1) “Incentivos y normativas aceleran cambio de matriz energética en América Latina”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 23 de octubre de 2023.
(2) “Pavorosa migración indígena a Chile”. EL DIARIO, 21 de octubre de 2023.