Fabian Freire
Bolivia es un Estado fallido que solo existe para extorsionar a la gente a través de impuestos, multas y sanciones. No existe cuando se trata de dar seguridad y paz a sus ciudadanos, no por nada la inseguridad y la anarquía son tan preocupantes en nuestro país. De igual forma, no existe justicia, no se aplica la ley, no hay protección al civil y el Estado solo aplica la ley si es que se paga en los juzgados o para castigar a los enemigos del régimen socialista. No por nada también muchos sindicatos y “organizaciones sociales” someten a la población a su voluntad.
Por si fuera poco, la inseguridad ha aumentado mucho en estos últimos años, siendo Santa Cruz el departamento más afectado, pero también ciudades como El Alto sufren de este mal terriblemente. Quienes pagan son los civiles, que se ven en una posición vulnerable, sin seguridad y a merced de criminales, sindicatos u organizaciones políticas. Si no damos tranquilidad a los ciudadanos y dejamos que Bolivia siga siendo “tierra de nadie”, no podremos tener un crecimiento real.
Cuando me refiero a orden, me refiero a que se respete la ley, a que el ciudadano esté protegido ante grupos malintencionados y que pueda progresar tranquilo. Me refiero a tener una mano de hierro contra el crimen y el caos, no tolerar más a aquellos que delinquen, que extorsionan o que tienen a la población sometida. El rol fundamental del Estado es aplicar la ley y cuidar a los ciudadanos, en otras palabras, instaurar orden para garantizar la paz y seguridad de todos. El plano económico no debe ser primordial, no por nada hoy está más que probado que el estatismo nunca ha funcionado.
Nayib Bukele, por ejemplo, tuvo un gran éxito en instaurar orden en su país, logró reducir la criminalidad notablemente y devolver la paz a su gente, no por nada es tan popular. Si Bukele logró esto en un país tan caótico y peligroso, dominado por las maras, como lo es El Salvador, para Bolivia esto debería ser, en teoría, más sencillo.
Es un proceso que pasa por la renovación de las instituciones y la reforma de la ley. Solo con orden real, la ciudadanía tendrá un ambiente más propicio y seguro para emprender y progresar. Debemos dar a los bolivianos el ambiente idóneo para su desarrollo, uno seguro y ordenado. En caso contrario, seguiremos como ahora, siendo un país anárquico, que tiene grandes similitudes con países africanos.
Debemos combatir a estos sindicatos y organizaciones que imponen su voluntad sobre los más débiles. Muchas marchas de estas organizaciones son instauradas por la fuerza, sometiendo y obligando a marchar a los que no están de acuerdo; en caso contrario, hay una penalización, es inaudito. Lo peor es que esto no es producto de estos sindicatos como tales, sino de sus dirigentes, quienes son microdictadores dentro de sus organizaciones, que actúan a su libre albedrío.
La criminalidad debe ser combatida con mano de hierro y con “cero tolerancia”. Mientras más fuertes y ejemplares sean las sanciones, más rápido se reducirá el crimen. La ley debe aplicarse con toda la fuerza, para que los ciudadanos tengan paz y los criminales entiendan que nunca más quedarán impunes.
Para resolver el tema de bloqueos, se deberá buscar métodos de solución de controversias pacíficas, donde se garantice que no haya daños económicos y que la gente pueda trabajar en paz. Si los bloqueos buscan desestabilizar la economía, atentar contra la integridad de los bolivianos y perjudicar el desarrollo, no se debe dudar en actuar y neutralizarlos; el bienestar de Bolivia está sobre todas las cosas.
Cuando se aplique la ley en nuestro país y tengamos orden, no tengo dudas de que tendremos paz y estabilidad. Construyamos una sociedad segura y próspera, es el momento de generar cambios reales que le permitan a nuestra nación tener un verdadero crecimiento.