Severo Cruz Selaez
La democracia nos permite coincidir o disentir. Debatir los temas más candentes. Asumir decisiones de interés nacional. Convivir bajo diversas tendencias políticas. Resguardar la libertad de pensamiento y expresión. Respetar la voz de quienes discrepan. Construir, jamás destruir. Trabajar al servicio del bien común. Construir puentes de entendimiento. Redoblar esfuerzos a fin de alcanzar un presente llevadero y un futuro mejor para nuestros hijos y nietos.
Quienes practican política están conminados a coadyuvar con ese histórico propósito. Lo prioritario es cambiar la vida de los menos favorecidos, que soportan la funesta crisis económica. Con estabilidad económica, con empleo y una canasta familiar accesible. Con medicamentos al alcance de todo bolsillo. Reduciendo la deserción escolar, en sectores de escasos ingresos. Sin aprovecharse del cargo ni enriquecerse en nombre de ellos. Redoblando esfuerzos en tiempos adversos. Generando confianza dentro y fuera del país. Con unidad para el engrandecimiento de Bolivia.
Los líderes marcan la historia de los pueblos en democracia. Asumiendo actitudes de honestidad, de trasparencia y apego a los supremos intereses nacionales. Promoviendo amistad al margen, de las diferencias político – partidarias. Superando odios, rencores y revanchismos, que provocan el desencuentro. Abriendo las puertas a la inversión privada, sea de donde fuere. Sin estigmatizar a los gobiernos de países cercanos o lejanos. Tendiendo la mano inclusive al adversario más recalcitrante. Con avances que favorezcan a las nuevas generaciones. Con la formación de profesionales competitivos en todos los ramos. Posiblemente la fragilidad de nuestra economía no nos permite encarar desafíos de esa envergadura. Pero reduciendo algunos ítems del gasto público podemos hacerlo. Tenemos talentos, estudiosos y cerebros maravillosos, en todos los estratos sociales, de los cuatro puntos cardinales. He ahí una juventud con ganas de superarse. No deberíamos frustrarla.
En democracia algunos gobiernos han logrado el crecimiento de sus países. La fortaleza de su moneda que da envidia. Han inaugurado mega obras que concitaron la atención de propios y extraños. Han abierto las puertas a potencias obviando diferencias políticas. Ellas seguramente contribuirán a impulsar proyectos desarrollistas. El objetivo posiblemente sea aminorar la pobreza y extrema pobreza. ¿Que nos falta para emular tales acciones? Políticos con verdadera vocación de servicio a la Patria y amor profundo al pueblo boliviano. Con una mentalidad inclusiva en materia de política internacional. Tenemos que codearnos con las potencias. Hablar de tú a tú con nuestros vecinos. Y no circunscribir nuestras relaciones con ciertos regímenes que se extralimitaron en sus funciones y marcaron actitudes de corte dictatorial. Que minimizaron a quienes pensaban diferente. Los encarcelaron, inclusive. Entretanto, la población siempre estuvo pospuesta, en sus justas aspiraciones de mejores días. Preocupada por llenar la canasta familiar y por adquirir remedios. Inmersa en la incertidumbre y la desesperanza.
En suma: la tarea inmediata, de los gobiernos de turno, es y será preservar, profundizar y consolidar el sistema de libertades, que nos permitirá avizorar un futuro mejor.