Fabian Freire
Cuando pensamos en un presidente “tibio”, “blando” o “indeciso”, nos viene inmediatamente a la cabeza el nombre del socialdemócrata Carlos Mesa. Se le denomina así no solo por su tendencia a renunciar, sino también por su propensión a gobernar a base de referéndums, es decir, sin actuar por iniciativa y decisión propia. Un presidente es elegido para tomar decisiones en situaciones críticas y se confía en su criterio para elegir las mejores opciones, no para organizar referéndums regularmente. Los referéndums solo deben llevarse a cabo en casos extremos, no constantemente y menos aún para dictar políticas económicas. Este es el rol del ejecutivo, que hoy en día parece evitar asumir la responsabilidad por el despilfarro y el endeudamiento.
“Luchito” y Mesa son similares en muchos aspectos: ambos pertenecen a corrientes izquierdistas y carecen del coraje para actuar en momentos cruciales, optando por “lavarse las manos”. Cuando uno es presidente, debe ser capaz de actuar incluso en circunstancias adversas; salvar a Bolivia debe ser la prioridad. Arce, con su referéndum, parece estar buscando terminar su mandato y quizás tener una oportunidad para “candidatear” en las próximas elecciones. Es una medida cínica y cobarde, aunque políticamente astuta.
Un presidente debe tener el coraje para actuar en momentos críticos; para eso le ha confiado el pueblo su mandato. Ser político significa buscar salvar a Bolivia y fomentar el crecimiento de su gente, no hundir la economía y luego “lavarse las manos”. “Luchito” sabe que, si elimina la subvención a los combustibles, será el fin de su gobierno y de sus absurdas aspiraciones de reelección. Por eso, quiere transferir sus responsabilidades al pueblo. Como mencioné, es una jugada política astuta, pero revela su escaso compromiso con el bienestar de los bolivianos. Él es el gran artífice de esta crisis, como Presidente y como Ministro de Economía; ahora debe asumir su responsabilidad.
Al analizar las preguntas del referéndum, se puede sacar varias conclusiones. Primero, las preguntas 2 y 3, referidas a la subvención de combustibles, demuestran que esta subvención es insostenible. Aunque esto ya lo sabíamos, la forma en que son planteadas las preguntas muestra que el gobierno quiere eliminar la subvención lo más rápido posible. Las preguntas no están formuladas de manera imparcial; están claramente politizadas, sugiriendo que la subvención es sinónimo de gran costo y contrabando. Todos sabemos que la subvención debe terminar, pero con estas preguntas se ve que el gobierno está más desesperado que nunca. Irónicamente, fue Luis Arce quien inició esta práctica.
La pregunta 4 busca provocar enfrentamientos entre bolivianos y contradecir los resultados del censo. En una época en la que todos hablan de la disminución de parlamentarios, Arce propone aumentar el número de ellos. Lo único que busca es enfrentar a las regiones entre sí, lo cual es nefasto.
La primera pregunta es la más vergonzosa y refleja el estado actual de debilidad del arcismo. Ya se había determinado por el TCP (aunque con nula validez) que la reelección en periodos discontinuos no era constitucional; esta decisión limitó parcialmente las ambiciones de Evo Morales. Con esta pregunta, “Luchito” está pidiendo perdón a Evo Morales por inhabilitarlo, mostrando una vez más su desesperación. El presidente ni siquiera puede ganar la “guerra interna”, lo cual es realmente penoso.
Espero que este referéndum no se lleve a cabo. No es necesario y solo demuestra la falta de patriotismo del gobierno. Tengan el valor de comenzar a sanear la crisis, en lugar de hacer ridiculeces. Asuman que su modelo socialista ha quebrado nuestro país y ahora toca terminar con estas políticas empobrecedoras. Si el gobierno no quiere actuar contra la crisis, lo mejor es que dé un paso al costado. Bolivia está primero.