Javier López Soria
El proyecto del español Luis Gálvez Rodríguez y su declaración de independencia del Acre en 1899, generaba preocupación a lo largo del río Orthon. En particular a la familia Suárez. Después del Acre, vendrían las ideas independetistas del Orthon y luego las del Beni. Como la persona boliviana con más influencia en el área, Nicolás Suárez tenía una respuesta. Construyó barracas muy fuertes a lo largo de una nueva frontera, que no tenía alguna relación con los límites trazados en los mapas, sino más bien era la defensa de los senderos locales hacia los bosques.
Dos de los industriales que sobresalieron, leyendo el nuevo escenario, fueron los legendarios Antonio Vaca Diez y los varones de la familia Suárez Callaú, con don Nicolás a la cabeza. Por sus dotes comerciales y su visión empresarial, Nicolás Suárez llegó a ser apodado “el Rockefeller del caucho”. En Cachuela Esperanza, sede de la empresa Suárez Hnos., todavía encontramos el Teatro General Pando, que Suárez hizo construir.
Francisco, Gregorio y Rómulo desarrollaron Bolivian Rubber compañía de Cosecha Suárez Don Nicholás, y Transporte. Su gran empresa se extendía entre Bolivia e Inglaterra.
Bolivia era el lugar, para entonces un bigotudo de 45 años, incansable y hábil hombre de negocios, Nicolás Suarez era uno de cuatro hermanos. El Dr. Antonio Vaca Diez era un político joven, de personalidad dominante, muy conocido por sus grandiosos planes y hambre de poder. Entre ambos, controlaban un pedazo de la cuenca amazónica. En tamaño, más o menos la mitad de Francia, pero que en términos sudamericanos eran de pequeña extensión. La región era Beni o la tierra a lo largo del río del mismo nombre, cuya fuente comienza en los Andes. Vaca Diez también se estableció a lo largo del río Orthon, afluente del Beni, tierra de nadie, frontera con Brasil, donde tenía acceso a vastos bosques, muy ricos en goma.
Para algunos sectores del mundo de negocios, los escrúpulos nunca fueron una preocupación y, cuando Vaca Diez visitó Londres en 1896, no tuvo problemas para recaudar un capital de 340.500 libras para la creación de una empresa llamada Orthon (Bolivia) Rubber co. Ltd. En el directorio estaban Francisco Suárez y dos franceses que vivían en Paris: Barón Jacques de Gunzburg y Alexandre Deves.
Los papeles de la nueva empresa mostraban una lista de 4.278 senderos en el bosque, con 150 árboles de goma cada uno, 2.878 en el río Orhton, 900 en el río Tahuamanu (afluente al Orthon), y 500 en el Beni. Miles de toneladas de goma ahora pertenecían a la compañía londinense y todas las ganancias podían guardarse en Europa. Emulando a su fabuloso par de Manaos y al Teatro da Paz de Belém do Pará.
Por todas partes se percibe la misma agenda de orden y progreso y la ciudad provocaba la admiración general por la luz eléctrica, los automóviles, el hospital con moderna sala de operaciones, el periódico local, la escuela para las niñas o la revista Moderna, dirigida por Judith Suárez de Solares.