Mauricio Ochoa Urioste
Quienes vivimos en Bolivia durante décadas atrás, recordamos muy bien que Evo Morales, por entonces diputado boliviano, fue el primer y mayor opositor de la así llamada “megacoalición” de gobierno integrada por los partidos a la cabeza de Gonzalo Sánchez de Lozada, Jaime Paz Zamora, Manfred Reyes Villa y otros. La razón principal de Morales Ayma no era otra que sentar las bases para la hegemonía del poder a toda costa: cualquier problema que surgía en el gobierno de entonces era achacado a la “megacoalición”. Muy lamentablemente, Morales Ayma no solamente mermó de esta manera las bases institucionales de la democracia; sino que también, al oponerse al sistema de partidos políticos, los eliminó del tablero de ajedrez.
Después de aproximadamente veinte años, Evo Morales sigue oponiéndose, no tan sólo al gobierno de Luis Arce, con quien tiene un “romance encubierto”; sino y sobre todo a cualquier adversario que se le cruce en el camino, incluidos Jorge Quiroga, Carlos Mesa, Luis Fernando Camacho, Jeanine Añez, Samuel Doria Medina, y un largo etcétera. Detrás de Morales Ayma está la frenética arma del autoritarismo y totalitarismo replicado, y que tiene sus bases en Cuba y Venezuela.
En medio de toda esta problemática, ha surgido repentina e insospechadamente un pequeño grupo de así llamados “liberales” que se oponen al acuerdo de la oposición de Tuto, Camacho, Mesa y Doria Medina, y así replican el accionar del ex líder del MAS, bajo la consigna latina “divide et impera”. Este grupo propone un discurso – a sí mismo llamado disruptivo – y es una calcomanía del discurso de Javier Milei en Argentina.
No cabe ninguna duda, de que asumir el libreto de “opositor” del acuerdo de opositores del gobierno –valga la redundancia– equivale a estas alturas a jugar en terreno adverso (o dicho de modo más sencillo, a jugar en cancha masista y “castrochavista”). Porque el fenómeno de Milei en Argentina es propio de ese país y, por el contrario, en Bolivia el campo político ha sido totalmente secuestrado por el Socialismo del Siglo XXI, incluido el Poder Judicial y el Tribunal Electoral. En otras palabras, los fenómenos políticos, sociales y económicos de Bolivia son harto distintos de aquéllos en Argentina u otras latitudes; y aunque pueden presentar similitudes, las semejanzas son solamente eso.
En lo que respecta al desarrollo del país; asunto sobre el que dichos liberales se expresan como “amos y señores de la verdad atómica”, he preguntado a Chat GPT acerca de cuáles han sido los modelos más exitosos en países pequeños y subdesarrollados. Y la respuesta fue clara y contundente: en tales casos, el Estado sí es parte integral, y muy importante, del desarrollo.
Conforme a su respuesta, el modelo económico más exitoso para sacar de la pobreza y llevar a la prosperidad a países subdesarrollados pequeños ha sido una combinación de industrialización orientada a la exportación, apertura económica gradual y fortalecimiento institucional. Este modelo es conocido como el modelo de desarrollo de los Tigres Asiáticos, aplicado con éxito en países como Corea del Sur, Singapur, Taiwán y Hong Kong. Estos países lograron transformarse de economías subdesarrolladas en la posguerra a economías altamente desarrolladas en unas pocas décadas.
Elementos clave del modelo de desarrollo de los Tigres Asiáticos
Las lecciones para otros países pequeños, son claros y contundentes: a) enfocarse en ventajas competitivas, identificando así sectores estratégicos y concentrar recursos en ellos; b) invertir en educación y salud, puesto que la mejora del capital humano es fundamental para sostener el crecimiento; c) crear instituciones fuertes, ya que la gobernanza efectiva y la transparencia son esenciales para atraer inversiones; d) participar en cadenas globales de valor, esto es, integrarse en la economía global es clave para ampliar mercados y diversificar ingresos.
Dicho todo esto, conviene aclarar que no existe un solo modelo económico exitoso de desarrollo para todos los países del mundo, y que la inteligencia del economista radica, cabalmente, en conocer la realidad local y adaptarla al mundo en constante cambio. Consecuentemente, las objeciones de ciertos liberales deberían ser ampliamente debatidos entre economistas y no economistas.
Finalmente, la buena nueva del acuerdo entre Tuto, Camacho, Mesa y Doria Medina, radica en que no se cierra a la posibilidad de agrupar a otros líderes políticos. Ojalá esta vez este pequeño grupo de liberales en su conjunto entienda que el compromiso por salvar al país del desastre, es económico, cierto; pero tiene su raíz en el sistema político desgastado y fallido del Estado Plurinacional. La justicia a favor de los presos y perseguidos políticos, es tarea primaria para recuperar la democracia, pues es deber primordial del Estado de derecho, respetar, proteger y fomentar la dignidad humana y los derechos fundamentales.
Y Bolivia quiere y reclama unidad en la diversidad ideológica; asunto que disgusta y mucho a Evo Morales y quienes le secundan.
El autor es abogado, y posee estudios de doctorado en derecho y DEA en la Universidad de Valencia.