Rolando Kempff Bacigalupo
Según la Organización Meteorológica Mundial de las Naciones Unidas, en 2023 la temperatura media anual global se acercó a 1,5 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales. Y, como señala esta organización, se trata de una cifra dramática.
El objetivo del Acuerdo de París de 2015 sobre el cambio climático es limitar el aumento de la temperatura a largo plazo (es decir, sobre el promedio de décadas y no de un solo año como 2023) a no más de 1,5 grados centígrados.
Entre las tareas para reducir el aumento de la temperatura en el planeta está el cambio de la matriz energética, dejando de lado los combustibles fósiles. A mediados de este año, se organizó en el país el “Foro Transición Energética Bolivia 2050”.
En la oportunidad, Óscar Mario Justiniano, presidente de la Federación de Empresarios Privados de Santa Cruz (Fepsc), destacó la importancia del foro y el compromiso de los empresarios con el desarrollo de políticas orientadas hacia la eficiencia energética para construir un futuro viable para Bolivia.
Los empresarios estamos convencidos de que el desarrollo nacional debe ser promovido cuidando al medio ambiente, instrumentando políticas que permitan la transición energética.
La transición energética es el cambio ordenado de los sistemas de producción, distribución y consumo de energía para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y lograr una mayor sostenibilidad.
Este cambio implica de manera impostergable abandonar los combustibles como el petróleo, el gas natural, el lignito y el carbón, y sustituirlos por fuentes de energía renovables, como la eólica, hidroeléctrica, solar, geotérmica, marina, undimotriz o el combustible nuclear, entre otras.
Además, se debe trabajar en reducir el consumo de energía y mejorar la eficiencia energética. De esta forma, podremos mantener nuestra competitividad en el mercado global que garantice la seguridad del suministro de la energía necesaria para seguir produciendo. Esta necesaria transición energética beneficiará a la economía, al medio ambiente y la calidad de vida de las personas.
Bolivia necesita configurar sostenibilidad en el tiempo, lo cual es posible a partir de inversiones, tecnología y mecanismos de financiamiento para desarrollar proyectos energéticos, como dijo Franklin Molina, ministro de Hidrocarburos y Energías.
La Agenda Patriótica 2025 –elaborada en el 2022– contemplaba para este año la siguiente distribución de generación energética: fuentes termoeléctricas 26%, diésel 1%, ciclos combinados, 33,5%, hidroeléctricas 29,8% y 9,5% de energías alternativas.
Además, para este nuevo año deberían estar operando plantas de litio con tecnología EDL:
Salar de Uyuni, con 3 Plantas de EDL, 3 Plantas de Carbonato de Litio y 1 Planta de Materiales Catódicos y Baterías.
Salar de Pastos Grandes, con 1 Planta de EDL, 1 Planta de Carbonato de Litio.
Salar de Coipasa, con 2 Plantas de EDL, 2 Plantas de Carbonato de Litio, 1 Planta de Materiales Catódicos y Baterías.
Y en la producción de hidrógeno verde –para ser utilizado en el mercado industrial y doméstico– el estudio de reinversión debía estar concluido en 2023, y su implementación entre el 2024 y 2025, demandando una inversión de 75 millones de dólares.
En mayo del año pasado, durante el acto oficial de lanzamiento del Foro “Hacia la transición energética 2050”, Dennis Funes, representante Residente Adjunto de PNUD en Bolivia, fue muy claro al afirmar que “estamos en un momento decisivo para nuestro planeta, el cual nos invita a repensar en nuevas energías amigables con el medio ambiente. La transición hacia fuentes de energía más sostenibles es fundamental para nuestro futuro como humanidad”.
En este encuentro, los empresarios ratificaron su compromiso por avanzar hacia la transición energética, que tanto necesita el país, no solo como aporte a la lucha contra el calentamiento global, sino también para encontrar sustitutos ante la agotada reserva gasífera nacional.
La Conferencia COP28, realizada a fines del 2023 en los Emiratos Árabes Unidos, plantea una nueva urgencia para los responsables de la formulación de políticas, quienes ahora deben hacer realidad las estrategias y medidas necesarias para facilitar un rápido despliegue de energía renovable.
Debemos buscar opciones que generen los recursos necesarios para priorizar el cambio de matriz, considerando que la inversión privada es fundamental para consolidar los proyectos de transición energética.
El autor es Economista, Académico de Número de la ABCE y Presidente de la Federación de Empresarios Privados de La Paz (FEPLP).