Fabian Freire
La población viene pidiendo a gritos a todos los opositores que construyan un proyecto conjunto y que se consolide la “unidad”. Lo que se busca es que el voto no se disperse, para, de esta forma, derrotar al MAS en los próximos comicios. Se habla de unidad, pero no se explica cómo se la debe lograr ni cómo hacer que este proyecto sea exitoso. Durante muchos años se ha manejado la lógica de que “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”, lo que hace que el electorado antimasista sea diverso y tenga diferentes visiones del país. Todos estos años se ha intentado construir una unidad basada en esta premisa, sin darse cuenta de que hay muchos grupos que no pueden “trabajar juntos” y, mucho menos, lograr consolidar un proyecto ganador.
El mejor ejemplo de esto es Comunidad Ciudadana, que es la definición de un proyecto mixto que incluye a todo el electorado opositor al MAS, una alianza que ha sido sinónimo de fracaso absoluto. No se trata solo de derrotar al MAS por derrotarlo; se lo debe hacer de manera correcta, ya que, de lo contrario, corremos el riesgo de que el MAS regrese con más fuerza que antes. El socialismo es un enemigo muy fuerte y no se le debe dar espacio para maniobrar.
La unidad debe basarse en principios y directrices similares. No estoy pidiendo que todos piensen de la misma forma, pero sí que dentro de esta unidad haya personas que compartan ciertas ideas y principios, con una visión de país similar. Si todos los opositores se unen bajo la premisa de derrotar al MAS, evidentemente tendrán grandes posibilidades de ganar, pero una vez en el gobierno, costará llegar a consensos y ejecutar políticas que reactiven la economía del país. Es difícil triunfar si no tienes claras tus metas y definidas tus ideas.
Para mí, algunos principios o ideas sobre los cuales podría agruparse una unidad en la oposición son: el nacionalismo (construir una nación y dejar de lado las divisiones y el discurso de odio), el liberalismo económico (cambiar radicalmente el modelo económico del país), el apoyo a la industria nacional en todas sus escalas, la seguridad civil (para instaurar el orden), el conservadurismo social, una nueva CPE, un cambio radical de todas las leyes promulgadas por el masismo (principalmente en el ámbito económico y financiero), la reducción de la cantidad de funcionarios públicos y la exclusión de simpatías izquierdistas.
También, bajo este pensamiento, es adecuado señalar que hay candidatos que no siguen estos principios y que son funcionales al MAS, por lo que no deberían ser considerados en el proyecto de unidad.
Comienzo por Samuel Doria Medina, quien está decidido a postularse y ha empezado a ofrecer “soluciones” para la crisis. Samuel ofrece soluciones, pero no explica cómo llegará a ellas. Además, no olvidemos que él y su gente fue uno de los factores principales que llevaron a la gestión de Añez al fracaso total. También, Samuel ha tenido simpatías con la izquierda internacional; no por nada es vicepresidente de la Internacional Socialista y ha convivido pacíficamente con el MAS.
El candidato más funcional al “masismo” es, sin duda, Carlos Mesa, quien siempre ha mostrado sus simpatías por la izquierda. No por nada ha escogido al FRI como el pilar de Comunidad Ciudadana. De igual forma, nos ha mostrado múltiples veces su pésimo liderazgo y la ineptitud de las personas que lo acompañan, quienes son la definición de cobardía, ineptitud y funcionalidad al MAS. Comunidad Ciudadana es un fracaso total, aliado del MAS, y es necesario que Mesa y su gente se retiren de la política de por vida, si realmente quieren contribuir a Bolivia.
Respecto a Manfred Reyes Villa, su alianza con el arcismo es innegable, sin embargo, Manfred es un político astuto y, tal como hizo con Luis Fernando Camacho, podría “traicionar” al MAS y “cambiar de bando”.