Los créditos chinos se han vuelto de fácil acceso debido a que no tienen muchos requisitos, pero son condicionados, en especial para sectores económicos estratégicos. El endeudamiento de Latinoamérica con el país asiático aumenta para ampliar su presencia en la región, de acuerdo a análisis internacionales de expertos y medios de comunicación.
La semana pasada la cadena CNN publicó información sobre las declaraciones de militares en el Senado de los Estados Unidos, los efectivos hicieron varias puntualizaciones sobre la influencia del gigante asiático en la región, a través de varios mecanismos, como los créditos, para endeudar a los países de Latinoamérica.
La nota escrita por Haley Britzky, señala que la generala Laura Richardson y el general Glen VanHerck, comandante del Mando Norte de EEUU, declararon ante la comisión de las Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes que la expansión de China ha incluido un mayor trabajo en la Iniciativa de la Franja y la Ruta, un enorme proyecto internacional de infraestructura que pretende expandir la influencia china por todo el mundo, así como la “coerción económica” en las Bahamas y la “inversión” en proyectos sudamericanos.
“La RPC (República Popular de China) ha ampliado su capacidad para extraer recursos, establecer puertos, manipular gobiernos mediante prácticas de inversión depredadoras y construir potenciales instalaciones espaciales de doble uso, el mayor número de instalaciones espaciales en cualquier región de mando combatiente”, sostiene el artículo.
En Bolivia, la situación va en esa dirección, desde que ingresó al gobierno el Movimiento Al Socialismo (MAS) la penetración del imperio chino fue de forma ascendente, debido a los créditos ofrecidos para la construcción de carreteras y plantas industriales.
Pero a un costo alto de la naturaleza, pues en el norte del país hizo obras y afectó a la biodiversidad de la región, al traficar vidas silvestres y explotar a los obreros bolivianos.
En 2018, el portal digital https://es.mongabay.com publicó que en abril de 2015, la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) concretó la adjudicación de tres proyectos de exploración sísmica para la búsqueda de hidrocarburos en la Amazonía boliviana por un valor de 100 millones de dólares.
Uno de ellos fue el proyecto Nueva Esperanza, que la empresa china BGP Bolivia, filial de la empresa estatal China National Petroleum Corporation (CNPC), ejecutó en la cuenca del río Madre de Dios, dentro del territorio indígena de los Tacana, con una inversión de 57 millones de dólares.
El pueblo indígena Tacana aprobó este proyecto bajo una serie de condiciones que asegurasen el menor impacto en sus bosques y biodiversidad, así como la protección de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario que habitan ese territorio.
Sin embargo, durante la ejecución del mismo, se presentaron varias denuncias por incumplimiento de estos compromisos, daño ambiental y persecución judicial contra los indígenas, según reveló el informe Impactos de empresas chinas en los Derechos Humanos y el Ambiente en América Latina, elaborado por la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH).
“Es un desastre”, dice a DW el escritor, periodista y experto en América Latina y China Juan Pablo Cardenal, actualmente en Taiwán. “A los chinos no les importan los daños ambientales, sociales y laborales de sus proyectos, y los países receptores tampoco revisan los proyectos chinos”, asegura la página dw.com.
Mientras en China la opinión pública no se entera del problema, en América Latina crecen las críticas al hambre de Pekín por las materias primas y la producción de alimentos.
En un comentario que realizó el economista y docente de la Universidad Católica Boliviana, Gonzalo Chávez, en sus redes sociales, indicó que los créditos multilaterales tienen requisitos que se deben cumplir, como el cuidado del medio ambiente y el respeto a los derechos laborales.
Presencia
Richardson añadió que, aunque Estados Unidos también tiene “muchas inversiones” en Sudamérica, no las publicita lo suficiente. Y aunque muchos de esos países buscan contratos para grandes proyectos, dijo, solo ven “licitadores chinos y de la RPC”, lo que les hace sentir que “no tienen más remedio” que trabajar con China.
Sin embargo, Richardson dijo que las inversiones de China no benefician realmente a los países de la región y afirmó que Beijing se está “aprovechando” de las naciones sudamericanas empujándolas a una “trampa de deuda asociada a los múltiples préstamos” que les conceden.
“No invierten en el país (…). traen a sus propios trabajadores, obreros chinos, al país y construyen estos rascacielos. Así que la inversión no se ve en el país”, afirmó.
Deudores
El continente ha recibido por parte de China cerca de 150.000 millones de dólares entre 2005 y 2017, superando los préstamos del Banco Mundial, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la CAF- Banco de Desarrollo de América Latina hechos en el mismo período, especialmente en Argentina, Brasil, Ecuador, Bolivia y Venezuela, señala una nota de 2020 de Gwendolyn Ledger, publicado en https://www.americaeconomia.com/.
Bolivia alcanzó una deuda externa a septiembre de 2022 de 13.121 millones de dólares, la cifra se habría incrementado a un poco más de 19.000 millones, de acuerdo a cálculos realizados por el presidente del Colegio de Economistas de Tarija, Fernando Romero, tras el dato oficial de que el porcentaje con el Producto Interno Bruto (PIB) alcanzó a 46%, si se toma en cuenta que la cifra habría llegado a 43 mil millones en 2022.
En enero de la presente gestión, el ministro de Economía y Finanzas Públicas, Marcelo Montenegro, explicó que de acuerdo al nivel de endeudamiento total Bolivia está en 46% respecto al Producto Interno Bruto (PIB) y se ubica entre las más bajas del mundo, mientras que otras economías presentan un endeudamiento superior al 70% respecto al tamaño de su economía.
Con datos del BCB al 31 de diciembre de 2021, la deuda bilateral de Bolivia llegó a 1.904,1 millones de dólares, del los cuales 1.311,9 millones representan las obligaciones con China.
Pero también hace unas semanas atrás, el gobierno de Bolivia anunció la aprobación de nuevos créditos de China para la construcción de la planta de refinación de zinc en Oruro, de 350 millones de dólares.
De acuerdo con información de bbc.com, en base a datos del Centro de estudios Diálogo Interamericano, Datos 2020, Bolivia se encuentra dentro de los cinco países de Sudamérica más endeudados con el país asiático con 3.400 millones de dólares.
Venezuela lidera el ranking con 62.200 millones de dólares, Brasil 29.700 millones, Ecuador 18.400 millones, Argentina 17.100 millones, Bolivia 3.400 millones y México 1.000 millones, según el portal de bbc.com.
De acuerdo a bbc.com China ha estado detrás de grandes proyectos de construcción y desarrollo en la región, proporcionando más de 136 mil millones de dólares en crédito, especialmente a países como Venezuela, Brasil, Ecuador, Argentina y Bolivia, según estimaciones de Diálogo Interamericano.
El sector de la energía se lleva la mayor cantidad de recursos con 91.600 millones de dólares, infraestructuras 26.800 millones, otros 16.200 millones y minería 2.100 millones.
Cambio
Sin embargo, de acuerdo con un reporte del centro de análisis Diálogo Interamericano y la Universidad de Boston, por primera vez en 15 años los dos mayores bancos institucionales chinos «el Banco de Desarrollo y el Banco de Exportación e Importación» no hicieron nuevos préstamos soberanos a América Latina en 2020.
“Es irónico. En 2015 China lanzó la primera cumbre de la Ruta de la Seda pero, al mismo tiempo, comenzaron a caer los préstamos y la inversión directa. Es como que quieren expandirse en el mundo pero estos dos números caen…”, reflexiona para BBC News Mundo Alicia García-Herrero, economista jefe de Asia-Pacífico en el banco de inversión francés Natixis.
Pandemia
La pandemia también ha venido a profundizar las crisis internas que varios países de América Latina arrastran desde hace algunos años.
Eso se ha traducido en la paralización de proyectos, déficit fiscal, altos niveles de deuda y dificultad para pagarlas. En consecuencia, algunas naciones latinoamericanas se han visto incapacitadas de recibir nuevos préstamos a gran escala.
De hecho, dos de los principales países deudores de China en Latinoamérica, Venezuela y Ecuador, han tenido que reestructurar sus deudas en los últimos años.