La producción de girasol en Bolivia enfrenta un drástico descenso debido a la más fuerte sequía que se ha visto en el país en 30 años. La superficie sembrada en la campaña de invierno de este año disminuyó en un 22%, con solo 126 mil hectáreas cultivadas, en comparación con las 161 mil hectáreas del año pasado.
A pesar de ese panorama, cerca de 400 agricultores de Santa Cruz recordaron el Día Nacional del Girasol. El vicepresidente de la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo), Richard Paz Aponte, transmitió la voz de los productores. Enfatizó que “el girasol no solo es vital para las exportaciones, sino también es una fuente importante de ingresos para muchos agricultores bolivianos”.
De acuerdo con información de Anapo, la sequía de este año ha impactado a tal punto al girasol, que su rendimiento cayó a 0,60 TM por hectárea. Esto implica una caída de casi la mitad en comparación con las 1,15 TM por hectárea que se logró el año pasado. Paz aseveró que “esto no solo afecta a los agricultores, sino a toda la cadena de valor que depende de este cultivo”.
En la última década, el girasol se ha consolidado como el segundo cultivo en importancia de superficie de siembra durante los inviernos en Bolivia. Después del sorgo, juega un rol crucial en la economía del país.
Paz informó que, durante 2023, “las exportaciones de girasol generaron 145 millones de dólares, consolidándose como el segundo producto más importante en las exportaciones no tradicionales”.
El año pasado, los principales destinos de exportación fueron Colombia (45%), Ecuador (38%), Perú (8%) y Chile (4%). Las exportaciones de productos con valor agregado de girasol, como aceite en bruto (62%), torta (25%) y aceite refinado (12%), han sido también significativas en la última década. Suman casi 900 millones de dólares.
Respuesta urgente
para paliar pérdidas
Con las actuales condiciones climáticas adversas, se estima una pérdida económica de 25 millones de dólares para el sector girasolero en 2024. Por ello, Paz transmitió la propuesta firme de los productores, “la creación de fondos de reactivación y mecanismos para canalizar ayuda desde los bancos de desarrollo para brindar a los productores viabilidad para seguir trabajando”. Añadió que “es imperativo que el Gobierno y las entidades financieras brinden apoyo a los productores de girasol para solventar la producción de las próximas campañas y mitigar los efectos de futuras sequías”.
Este año, las zonas productivas de Bolivia fueron gravemente afectadas por la sequía que puso en riesgo la subsistencia de muchas familias y la estabilidad económica de estas regiones. Así, el municipio de San Julián llegó a 60.000 hectáreas, El Puente a 33.000 y Cuatro Cañadas a 25.000.