Marcelo Chinche Calizaya
Uno de los primeros actores políticos en saltar al ruedo electoral en busca de la tan ansiada silla presidencial fue el burgomaestre de Cochabamba, Manfred Reyes Villa; auspiciado por su nueva agrupación política APB-Súmate que, por cierto, es un obtuso continuismo de la extinta sigla política de centro derecha Nueva Fuerza Republicana (NFR), fundada en 1995.
El exagerado estilo artificioso de sus alocuciones, como: “Me voy a ‘rajar’ trabajando por ustedes, les juro que vamos a cambiar Bolivia”, denota cierta incoherencia; pues su desempeño al frente de la alcaldía no guarda relación con semejante discurso, dado el abandono y dejadez frecuente de sus funciones, sean por viajes dentro y fuera del país, descuidando la pronta atención de las múltiples demandas y necesidades que experimenta el municipio.
De hecho, las continuas precipitaciones pluviales han desnudado la fragilidad de una gestión edil y la tardía respuesta de la Unidad de Gestión de Riesgo (UGR) para efectuar trabajos preventivos en desagües pluviales y cárcamos de pasos a desnivel y mercados, registrándose inundaciones en varias calles y avenidas de la ciudad, como consecuencia de taponamientos de drenajes, acumulación de basura; el colapso permanente de alcantarillas y consecuente filtración de aguas servidas por falta de limpieza; no se hace el monitoreo de torrenteras, además del descuido en la prevención, mantenimiento, reposición rutinaria y oportuna del desgranado de capa asfáltica de vías con gran cantidad de baches y huecos que, día que pasa, son de mayor tamaño y profundidad, representando un serio peligro para la circulación de transeúntes y vehículos motorizados.
A estas falencias se agrega la falta de control y cuidado en la entrada de agua de escorrentía de la serranía de San Pedro hacia la Laguna Alalay, donde se evidenció el ingreso de aguas servidas y en descomposición, por las compuertas de acceso. Tal situación es altamente preocupante, pues se ha destinado una fuerte inversión de más de 30 millones de bolivianos para asegurar la limpieza y conservación de este importante pulmón urbano de más de 200 hectáreas y cuyo ecosistema natural, alberga decenas de especies de aves, reptiles, roedores, ranas, sapos y aproximadamente 50 especies de mariposas y otros organismos diminutos. Lamentablemente, los trabajos inconclusos en el retiro de material dragado (lodos húmedos), el peinado de taludes, sedimentadores y reforestación constituyen factores que, en el corto plazo, podrían nuevamente provocar el deterioro y contaminación de este espejo de agua.
El otrora “bombón, todo corazón” olvida algunos refranes tan básicos que indican que “no por mucho madrugar amanece más temprano” y, principalmente, “el que mucho abarca poco aprieta”. El primero, da cuenta de su evidente desesperación por posicionarse como candidato opositor, llevándolo a precipitarse e ingresar en competencia, aunque sin contrincantes definidos hacia la presidencia del país; exteriorizando con ello, su falta de prudencia para tomar decisiones y dejar que los acontecimientos sigan su curso natural. De ahí que se puede inferir que tanto la serenidad y la paciencia, no son sus mejores cartas de presentación.
El segundo, alude a sus continuas ausencias de la administración del Ejecutivo municipal por licencias de viajes, delegando interinatos a favor de su vástago y también concejal Manfred Reyes Villa Avilés; probablemente, con la intención de promocionarlo, prepararlo y heredarle no solo su agrupación política, sino también en el futuro, convertirlo en su candidato a alcalde. Su ofuscada intención de potenciar su candidatura presidencial y, al mismo tiempo, cumplir con sus labores de burgomaestre electo, deja entrever un desempeño poco efectivo y resultados dispersos e intrascendentes en la atención correcta a las demandas y necesidades de un municipio que requiere la ejecución de obras y proyectos ofertados durante su candidatura.
Finalmente, habría que apelar a la conciencia y sentido común del excapitán, para que éste pueda discernir su orden de prioridades, entre seguir fungiendo como alcalde o, en su defecto, adentrarse de lleno en su afán de ser candidato presidencial, pues claramente ambas tareas no han sido compatibles. La ciudadanía espera y merece al menos sinceridad, honestidad, respeto y trabajo de tiempo completo de parte de un servidor público.
El autor es docente e investigador.