Ronald Nostas Ardaya
Es innegable que la debacle del partido que gobern贸 Bolivia por m谩s de 19 a帽os, ha puesto en cuesti贸n los tres pilares que sostuvieron su poder: el sistema econ贸mico estatista, el modelo populista y el Estado Plurinacional, las bases conceptuales sobre las que construy贸 todo su andamiaje simb贸lico y discursivo, y con las que adecu贸 la historia, las relaciones econ贸micas y la diversidad cultural, a su propia narrativa ideol贸gica.
De los tres componentes, el m谩s complejo es sin duda el Estado Plurinacional, una forma de organizaci贸n pol铆tica basada en una especie de federalismo 茅tnico y racial que reconoce derechos especiales a la libre determinaci贸n, autonom铆a y autogobierno a las personas que se autoidentifiquen como miembros de uno de los pueblos ind铆genas que existen dentro de la naci贸n boliviana. El concepto fue la f贸rmula perfecta que encontraron los te贸ricos del socialismo del Siglo XXI para destruir el Estado-naci贸n boliviano y crear una nueva entidad que les permitiera controlar a las impertinentes instituciones de la democracia liberal.
A ra铆z de la fuerte controversia que gener贸 la propuesta, especialmente por el riesgo de que el pa铆s se dividiera, los orquestadores de la AC incorporaron todos los t茅rminos en debate, generando una farragosa definici贸n de la naturaleza de nuestro pa铆s, que finalmente qued贸 como un 鈥淓stado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, libre, independiente, soberano, democr谩tico, intercultural, descentralizado, con autonom铆as鈥, una suerte de bazar ideol贸gico que no pudo ser explicado ni sustentado por sus autores y menos adoptado por los ciudadanos.
Curiosamente, la propia Carta Magna aprobada en 2009, reconoci贸 en cinco de sus art铆culos, que la primigenia Rep煤blica segu铆a existiendo, y mezcl贸 en una sola categor铆a, a grupos sociales dis铆miles, como las naciones ind铆genas, pueblos originarios, poblaciones campesinas, comunidades afrodescendientes e interculturales, confirmando que el modelo plurinacional fue producto de un desordenado plan para imponer un proyecto hegem贸nico que destruy贸 la poca identidad nacional existente, mostr贸 escasa comprensi贸n de la realidad del pa铆s, devel贸 un gran desprecio por el pueblo boliviano, pero, sobre todo, distorsion贸 y se apropi贸 de las leg铆timas reivindicaciones de los pueblos ind铆genas.
Sin embargo, 19 a帽os de propaganda y una fuerte dosis de manipulaci贸n, marketing pol铆tico, referencias seudo hist贸ricas, neolenguaje y simbolismo, terminaron por posicionar en una gran parte del imaginario nacional, la idea de que vivimos bajo un Estado plurinacional inclusivo, sin discriminaci贸n e igualitario.
En el fondo, el modelo sirvi贸 de fachada para imponer un gobierno autocr谩tico donde el partido se apoder贸 del Estado, mientras que los pueblos ind铆genas 鈥搖sados como discurso鈥 no mejoraron sus condiciones de vida y fueron sometidos a la vulneraci贸n constante de sus derechos pol铆ticos y territoriales, la desprotecci贸n institucional, el acceso limitado a la justicia, la desatenci贸n de sus necesidades b谩sicas, etc.
Lo peor de este modelo es que, tras imponerlo constitucionalmente, el partido gobernante se arrog贸 el monopolio de la representaci贸n de los ind铆genas, usando su nombre y derechos para instituir un sistema de confrontaci贸n, desconfianza y divisi贸n entre bolivianos que sirvi贸 para lograr el control de regiones, partidos y proyectos que cuestionaban sus decisiones.
La imposici贸n de un sistema de organizaci贸n pol铆tica basado en la etnicidad no solo fue en un fracaso, sino que nos coloc贸 frente a una barrera que dificulta alcanzar un estado de igualdad e identidad com煤n donde cada persona tenga el mismo valor por ser bolivianos y no por el color de su piel, lugar de nacimiento o idioma.
Por eso mismo, una de las tareas ineludibles para el futuro inmediato, es la apertura de caminos de integraci贸n e inclusi贸n genuinos, que privilegien la unidad, impulsando un desarrollo integral y libre, basado en la igualdad plena de derechos y deberes y la solidaridad, donde el horizonte sea la grandeza de la naci贸n boliviana y el bienestar de todos.
El autor es Industrial y ex Presidente de la Confederaci贸n de Empresarios Privados de Bolivia.