El MAS había jugado con la oposición durante 14 años a las trampas, a los engaños, a las estratagemas y a las “estrategias envolventes”. Desde declarar a la Asamblea Constituyente como “originaria” cuando era derivada de un poder ya constituido, pasando por imponer la simple mayoría y no los dos tercios, aquellos que no tenía entonces, en la aprobación de la nueva CPE, hasta apropiarse del discurso de las autonomías. Todo en su primera gestión entre 2006 a 2010.
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