Al problema de la falta de agua se suma la contaminación generada por operaciones mineras ilegales en la región.
La persistente escasez de agua en la ciudad de Potosí requiere de la implementación inmediata de un plan integral que incluya la declaración de área protegida a la zona del Kari Kaki, con la finalidad de asegurar el suministro, especialmente a los habitantes de la zona alta.
La ciudad de Potosí, conocida por su rica historia y su legado colonial, enfrenta una crisis de agua que se ha intensificado en las últimas décadas.
Al respecto, la asambleísta departamental por Unidad Nacional (UN), Azucena Fuertes, en entrevista con EL DIARIO indicó que esta situación crítica no solo afecta la calidad de vida de sus habitantes, sino que también plantea serias preocupaciones sobre la salud pública y el medio ambiente.
“La dependencia histórica de las lluvias y la falta de un plan integral para el manejo de recursos hídricos han llevado a la población a enfrentar desafíos significativos en el acceso al agua potable”, dijo.
Desde la llegada de los españoles en 1545, explicó, Potosí ha dependido de las lluvias para su suministro de agua. A lo largo de los siglos, esta dependencia ha resultado en crisis recurrentes, especialmente en las décadas de 1980 y 2015, donde la escasez de agua alcanzó niveles alarmantes.
En el inicio del siglo XXI, el Gobierno implementó el proyecto del río San Juan, que prometía mejorar el acceso al agua para la población. Sin embargo, este proyecto solo ha beneficiado a aproximadamente el 50% de los habitantes, dejando a la otra mitad luchando contra una escasez crónica.
KARI KARI AMENAZADO
La asambleísta sostuvo que el sistema hídrico del Kari Kari es fundamental para el suministro de agua en Potosí. Este conjunto de lagunas artificiales, construidas durante la época colonial, proporciona agua a cerca de la mitad de la población. Sin embargo, la situación se ha vuelto crítica debido a la contaminación generada por operaciones mineras ilegales en la región. Recientemente, se han identificado minas clandestinas operando a menos de 50 metros de las lagunas Cruciza y Chalviri, lo que representa un riesgo inminente para la calidad del agua.
PROPUESTAS PARA
UN MANEJO INTEGRAL
“Ante esta alarmante situación, se hace urgente que el Gobierno nacional actúe conforme a lo estipulado en la Constitución Política del Estado”, afirmó.
Es necesario desarrollar un plan integral que contemple no solo la protección del Kari Kari como área protegida, sino también un manejo adecuado de toda la cuenca hídrica que abastece a Potosí. Esto incluiría:
Declaración del Kari Kari como área protegida: proteger legalmente esta zona es crucial para evitar más daños ambientales y garantizar un suministro sostenible de agua.
Regulación y monitoreo de actividades mineras: establecer un marco regulatorio claro que limite las operaciones mineras ilegales y garantice que las actividades legales cumplan con estándares ambientales rigurosos.
Inversión en infraestructura hídrica: es fundamental invertir en proyectos hídricos que aseguren un suministro constante y seguro para toda la población. Esto incluye completar proyectos como la aducción de agua desde La Palca, que prometió beneficiar a zonas altas, pero cuya ejecución ha sido deficiente.
Educación y conciencia comunitaria: implementar programas educativos sobre el uso sostenible del agua y los riesgos asociados con la contaminación minera puede empoderar a las comunidades locales para participar activamente en la protección de sus recursos hídricos.
DESAFÍOS PERSISTENTES
A pesar de los esfuerzos realizados por el Gobierno y diversas organizaciones comunitarias, los resultados han sido decepcionantes.
“La experiencia pasada con proyectos hídricos ha dejado a muchos potosinos escépticos ante nuevas promesas gubernamentales. Por ejemplo, aunque se desembolsaron 25 millones de bolivianos para mejorar el suministro hídrico en 2017, muchos aún carecen de acceso al agua potable”, sostuvo.
Puntualizó que la crisis actual se ve agravada por la falta de conexión domiciliaria en barrios periféricos y zonas altas, en la cual, los residentes dependen de cisternas para su abastecimiento diario. Durante períodos críticos como el actual, se observa cómo las familias acumulan agua en tanques metálicos y deben racionarla para consumo humano, lo que compromete su higiene personal y salud general.
“La crisis del agua en Potosí es un problema complejo que requiere atención inmediata y acciones concretas por parte del Gobierno nacional. La contaminación por minería ilegal y la falta de un plan integral, son factores que amenazan no solo el acceso al agua potable sino también la salud pública y el bienestar ambiental. Es imperativo que se tomen medidas decisivas para proteger las fuentes hídricas y garantizar un futuro sostenible para los habitantes de Potosí”, agregó.
La comunidad está atenta a las acciones legales y propuestas que puedan surgir para salvaguardar este recurso vital. La protección del Kari Kari y otros afluentes debe ser una prioridad si se quiere asegurar un suministro adecuado de agua para las generaciones futuras. Sin una intervención efectiva ahora, Potosí podría enfrentar una crisis hídrica aún más devastadora en los años venideros. (Potosí, EL DIARIO).