Ayer se cumplieron 37 años del sangriento asalto a la sede de la Central Obrera Boliviana a manos de fuerzas paramilitares que actuaron bajo el mando del expresidente de facto, Luis García Meza, quien purga una condena de 30 años sin derecho a indulto por la comisión de delitos de lesa humanidad y enriquecimiento ilícito.
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