El flujo del comercio exterior del país en el puerto de Arica mermó un 35%, como efecto inmediato de los problemas políticos que existen entre los gobiernos de Bolivia y Chile, que habrían agudizado el maltrato a la carga boliviana en tránsito y a los propios transportistas. A ello se suma, la crisis de los bajos precios de las materias primas en el mercado internacional.
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