Ante la dificultad de cumplir con los parámetros de calidad del agua para el consumo humano que se trata en la planta Achachicala, el año 2000 cuando aún operaba Aguas del Illimani S. A. (AISA) para el suministro del líquido vital y alcantarillado sanitario, la entonces Superintendencia de Saneamiento Básico (Sisab) flexibilizó los estándares técnicos establecidos en el contrato, argumentando que los índices acordados no se adecuaban a la realidad de las fuentes.
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