Hace diez años que Ricardo (32 años de edad) sufrió un brutal asalto en una céntrica calle de la ciudad de La Paz. Un sábado por la madrugada seis delincuentes le rodearon y obligaron a entregar la mochila que llevaba y su celular. “Quizás no hubiera resultado tan herido si sólo me quedaba quieto, pero en cierto momento ese ego de hombría que tenemos me llevó a intentar oponerme y golpearlos. No pensé en las consecuencias, sólo en no ceder”.
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