Gritos desde la profundidad de la selva amazónica, de indígenas supuestamente no contactados de un pueblo en situación de aislamiento voluntario, dieron la luz roja sobre su presencia a los técnicos de la compañía china BGP, encargada de ejecutar tareas de exploración sísmica en busca de hidrocarburos en la Cuenca Madre de Dios, y esa situación los obligó a la reubicar sus equipos de topografía. YPFB derivó la información ante el Viceministerio de Justicia Indígena.
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