La economía nacional ingresó de nuevo en una desaceleración y las estimaciones de los organismos internacionales muestran que la caída seguirá hasta el 2025, debido a un contexto adverso a nivel internacional.
El último informe sobre crecimiento del Banco Mundial, bajó la proyección de Bolivia a 1,9%, similar cifra presentó el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su último informe, sólo la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) señaló 2,2% para la presente gestión.
Las cifras muestran una desaceleración de la economía y lejos de cumplir la proyección del Gobierno de 4,8%, la situación se agrava pues los recursos están escasos y las autoridades de Economía priorizarán otros temas en desmedro del crecimiento.
La desaceleración de la economía vuelve, pues antes de la pandemia, el economista y docente de Universidad Técnica de Oruro (UTO), Ernesto Bernal, ya señaló que Bolivia ingresó a crecimientos menores a partir del 2014 y se consolidó en 2019 con 2,2%. De alcanzar casi un 7% de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) cayó a una cifra menor.
Ahora, el economista y docente de la Universidad Católica Boliviana, Gonzalo Chávez, sostiene que el crecimiento económico se desacelera, en una entrevista con un medio de comunicación y trasmitido a través de sus redes sociales.
El Presupuesto General del Estado (PGE) 2023 proyecta un crecimiento de 4,8%, pero los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), al primer trimestre de la presente gestión, señala un crecimiento de 2,2%.
Según Chávez, la realidad de la economía nacional se aproxima a las proyecciones del BM, que revisó el dato a la baja, 1,9%.
El economista coincide, por separado, con las declaraciones que hizo en su momento a este medio de comunicación Ernesto Bernal, de que el proceso de desaceleración empieza desde el 2014 y 2015.
En 2019, la crisis política por la que atravesó Bolivia por el fraude electoral y la renuncia de Evo Morales provocaron una crisis social, que derivó en bloqueos de carreteras que frenaron la transitabilidad a nivel nacional, que afectó a las exportaciones e importaciones, y por el ello, el dato del PIB sólo registró 2,2%.
Un año después, 2020, la pandemia provocó una recesión de -8,7%, pero en 2021 se registró un rebote estadístico de 6,1%. Sin embargo, en 2022 volvió a caer la cifra a 3,5%, lejos de la proyección del Gobierno, que apuntaba a 5,1%.
Estima que el crecimiento económico para la presente gestión estará entre 2% a 3%.
Inflación
Chávez muestra que la economía no está bien, y un claro ejemplo es el dato del Índice de Precios al Consumidor (IPC), que a septiembre registró un porcentaje negativo de -0,06% y un acumulado de 1,49%.
La desaceleración provoca una contracción del aparato productivo, la situación empeora en el mediano plazo debido a la caída de la producción de gas y de los recursos por la venta de este energético a mercados vecinos.
De los más de 5.000 millones de dólares que percibía el Gobierno en 2014, dejó de recibir 3.200 millones, por lo que no tiene recursos para la inversión pública. El Gobierno tiene varios contratos de créditos que debe aprobar la Asamblea Legislativa para destinarlos a obras.
El año pasado de los 5.015 millones de dólares presupuestados para la inversión pública, apenas logró una ejecución de alrededor de 52%, es decir un poco más de 250 millones, pero para el 2023 bajó la cifra en 20%, es decir a 4.006 millones.
Por otra parte, la falta de liquidez se observa también en la deuda que tiene Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) con los proveedores de etanol, cuyo contrato está a punto de finalizar.
“(…) de nuevo se subió la deuda a los Ingenios por el alcohol para etanol; me dicen que el contrato está a punto de expirar… ¿tendrá capacidad YPFB para importar lo que deje de comprar en lo interno? (ETANOL)”, escribió Carlos Valverde en su Twitter @CFValverde.