El crecimiento para la presente gestión se proyectó en 3,71%, pero los organismos internacionales estiman que no llegaría a 2%.
La crisis macroeconómica que se registra en el país, aunque el Gobierno asegura que los indicadores son mejores a la de otros países, como baja inflación, el crecimiento y desocupación, llegó a la microeconomía, es decir, tocó el bolsillo de la gente, pues los productos se encarecieron y la falta de empleo se agudiza aún más. Se requieren recursos para estabilizar la economía, entre 3.000 millones a 10.000 millones de dólares, que necesariamente deberán ser financiados por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El crecimiento económico el 2023 llegó a 3,1%, la inflación a 2,1% y la desocupación a 3,76%. Los indicadores muestran una economía saludable, según el Gobierno. Además, la deuda externa está menos del 30% con respecto al Producto Interno Bruto (PIB), por lo que tiene margen para seguir prestándose.
Sin embargo, para los economistas la desaceleración de la economía es evidente, de 6,1% en 2021, bajó a 3,5% en 2022 y en la pasada gestión se registró una cifra de 3,1%. La inversión pública también bajó. La deuda pública alcanza a 80% del PIB.
Complicada
La situación del país es complicado, debido al déficit fiscal, sin reservas y sin ser sujetos de crédito, que se refleja en la microeconomía, ya que afecta al bolsillo de la gente debido al incremento de precios de los productos por encima del 15%, según el análisis del economista y docente de la Universidad Técnica de Oruro (UTO), Ernesto Bernal.
Pero no sólo hay problemas en el aspecto económico, sino también en el nivel político, debido al incremento de precios y una escalada de la inflación, en los principales productos de consumo masivo.
Las protestas se generalizaron, y autoridades desmerecen los reclamos, pero varios sectores de la economía salen a las calles para exigir combustibles, divisas y estabilización de precios de los productos.
Bernal sostiene que la pérdida del valor adquisitivo es complicada, y más cuando no hay empleo formal, que no pasa del 15% o 20%. Mientras el resto es informal.
El Gobierno plantea medidas, que no son soluciones viables ni a corto ni largo plazo, sentenció Bernal a tiempo de indicar que los problemas estructurales requieren medidas estructurales de largo plazo.
Coincide con el economista Darío Monasterio y el presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija, Fernando Romero, que el principal problema a resolver es el déficit fiscal, que implica recortar gasto en funcionarios públicos y cerrar empresas públicas deficitarias.
También se presenta el problema de la balanza de pagos, debido a los déficits comerciales que registra la economía al primer semestre de la presente gestión.
Tenemos que tener entrada de dólares en la economía y la única manera es a través de un plan de salvataje, recursos de por lo menos 10.000 millones de dólares y recurrir al FMI, planteó.
Señaló que por el momento no estamos tan mal como lo estaba Argentina, sino que tenemos espacio para aplicar medidas para que la economía se estabilice.
El financiamiento aumentaría las reservas netas y generarían confianza en la moneda nacional, y se podría contar con recursos disponibles para comprar diésel.
“La gente se mueve con expectativas racionales”, indicó a tiempo de señalar que si no se toma medidas, la situación de la crisis se agudizaría y los precios seguirían su tendencia alcista, y afectar más a la gente, pues la devaluación reduciría sus compras y provocaría protestas.
Restricción
Por su parte, Monasterio sostiene que en la economía nacional había libre circulación de divisas, como el dólar, uno podía pagar en esta moneda, que data del 85, que se enmarca en la oferta monetaria, pero ahora la poca disponibilidad se restringió, así como su circulación.
Pero eso no es todo, sino que la restricción está acompañada de una caída de las expectativas de los inversionistas, hogares y empresas, así como de los cuentapropistas, sostuvo el entrevistado.
Ese contexto ha provocado una contracción económica, caída de la producción y del consumo, reflexionó a tiempo de indicar que la manera de salir de esta situación sería aumentar la oferta monetaria, es decir, el circulante de la divisa extranjera, pero no con la impresión de moneda nacional, sino con el incremento de la producción y la exportación de los excedentes, mediante incentivos, así como liberar la biotecnología y facilitar el acceso a créditos para la inversión productiva.
Asimismo, también se requiere atraer circulante a través de la Inversión Extranjera Directa (IED) para sectores estratégicos, como el litio, hidrocarburos, agroindustria, servicios y el transporte; además aprovechar la posición geográfica de Bolivia para ser parte de los corredores bioceánicos.
Pero para ello se requiere mejorar las expectativas de la gente, de las familias y vendedores; dar señales al mundo, bajando la calificación de riesgo; y en el corto plazo, eliminar el déficit fiscal.
Monasterio comparte con la opinión de otros economistas, al indicar que para reducir el déficit fiscal es necesario cerrar las empresas públicas ineficientes, reducir a los funcionarios supernumerarios y que el Estado reduzca su presencia en la economía nacional, para eliminar progresivamente la subvención a los combustibles.
Asimismo, el economista señaló que los recursos que vengan de organismos internacionales, como el FMI, vendrán con planes y programas.
El Financiamiento del FMI se podría complementar con recursos de otros organismos, como la CAF, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Monasterio proyecta que se necesitaría 5.033 millones de dólares, pero aclara que no vendrá el paquete completo, sino empezaría con 1.200 millones.
Dependencia
Por su parte, Romero dijo que si a la macroeconomía le va mal también a la microeconomía, como se observa actualmente, con el desabastecimiento de carburantes, escasez de dólares y un aumento de la inflación.
Los datos negativos no sólo se observan a nivel macro, sino que ya afectó al bolsillo de las familias y a los pequeños emprendimientos.
Por ejemplo, la falta de combustibles perjudica la circulación de personas en el territorio nacional, ya que se restringen las salidas de los buses interdepartamentales; en el caso de los dólares, las familias no pueden realizar transferencias de recursos en el exterior.
A eso se debe sumar la pérdida del poder adquisitivo, debido al incremento de precios de productos de la canasta familiar, una situación compleja, que provocó una caída en las compras, sostuvo.
Por ello recomendó un reajuste en las familias y empresas; pero también en alcaldías, gobernaciones y en el Gobierno Central.
En ese contexto, sugiere optimizar los recursos, que significa priorizar los gastos; a medida que el precios de los productos suben, el dinero no alcanza; por ello se debe diversificar la cartera y mejorar la inversión.
“Es importante estar informado, tomar decisiones inteligentes y oportunas. No es momento de hacer malas inversiones, no aventurarse en negocios o emprendimientos: perder no es una alternativa”, reflexionó.