A pesar del optimismo del Gobierno de alcanzar un crecimiento de 4,8% para la presente gestión, los organismos internacionales fijan una cifra de menos de 2%, debido a la situación que pasa el país a nivel político y económico.
El Banco Mundial en su reporte «Conectados: Tecnologías digitales para la inclusión el crecimiento», proyecta un crecimiento de la economía nacional de 1,9%, similar a la que planteó en su momento el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En tanto, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en su último informe de septiembre proyectó un crecimiento para Bolivia de 2,2% para la presente gestión, mientras que para el 2024 baja la cifra a 2,1%.
El Banco Mundial fija un crecimiento de 1,9% para el 2023, mientras que para el 2024 baja a 1,50% y el porcentaje se repite en 2025. El FMI, también bajó las proyecciones para los siguientes años.
Bolivia enfrenta una situación complicada por la escasez de dólares, el aumento en el gasto a los subsidios y un entorno internacional adverso, pues muchas economías ingresan en una recesión.
“El Gobierno está en una encrucijada, para crecer debe gastar, pero si gasta más no tiene plata. Entonces, por responsabilidad fiscal, va a tener que sacrificar el crecimiento para ahorrar plata, no le queda otra”, escribió en su Twitter Jaime Dunn.
“Después de que terminó el auge de las materias primas en 2014, Bolivia recurrió a un alto gasto público y a un creciente crédito interno para mantener un rápido crecimiento económico. En un contexto menos favorable, estas medidas aumentaron la deuda pública y redujeron las reservas internacionales y el ahorro fiscal acumulado durante el auge. La pandemia de covid-19 exacerbó esta situación, hundiendo a la economía en una recesión que provocó un repunte de la pobreza”, según análisis de la entidad internacional.
El crecimiento fijado por el Gobierno para el 2022 fue de 5,1%, pero a finales de gestión la cifra sólo llegó a 3,5%, mientras el Producto Interno Bruto alcanzó 43,000 millones de dólares.
Inversión pública
Como se recordará, la inversión pública para la presente gestión cayó en 20%, de 5.15 millones de dólares en 2022 a 4.006 millones en 2023. La ejecución de la pasada gestión apenas llegó al 52%.
Ahora, el Gobierno busca recursos mediante créditos internacionales para destinarlos a la inversión pública, cuyo objetivo apunta a dinamizar el mercado interno, pero la falta de dinero genera incertidumbre.
Informe
América Latina y el Caribe, lograron importantes avances en resiliencia macroeconómica en las décadas anteriores y atravesó las múltiples crisis de la post pandemia con relativo éxito. Sin embargo, de acuerdo con un nuevo reporte del Banco Mundial el crecimiento sigue siendo insuficiente para reducir la pobreza y crear empleos, mientras las restricciones fiscales limitan la posibilidad de hacer las inversiones necesarias.
La ampliación de la conectividad digital, combinada con políticas complementarias, ofrece la posibilidad de crear sociedades más dinámicas e inclusivas, afirma el reporte “Conectados: Tecnologías digitales para la inclusión y el crecimiento” de la entidad internacional.
El informe estima que, el PIB regional crecerá un 2,0% en 2023, ligeramente por encima del 1,4% proyectado anteriormente, pero aún por debajo de todas las demás regiones del mundo. Se esperan tasas del 2,3 y 2,6%, para 2024 y 2025. Estas tasas, similares a las de la década de 2010, no son suficientes para lograr los avances tan necesarios en materia de inclusión y reducción de la pobreza.
«La región ha demostrado ser en gran medida resiliente a los diversos shocks externos posteriores a la pandemia, pero lamentablemente el crecimiento sigue siendo anémico», dijo el vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, Carlos Felipe Jaramillo. «Los países deben encontrar urgentemente formas de impulsar la inclusión y el crecimiento, mejorar la gobernanza y generar consenso social. Las soluciones digitales pueden ser parte de la respuesta, ya que ayudan a complementar las reformas estructurales para aumentar la productividad, mejorar la prestación de servicios para la población y respaldar la eficiencia del gobierno. Vemos aquí una gran oportunidad para la región», complementó.
Según el reporte, la región llevó adelante reformas macroeconómicas apropiadas en las últimas tres décadas, que proporcionaron una mayor resiliencia ante shocks como las presiones inflacionarias, la incertidumbre derivada de la guerra en Ucrania, los bajos precios de las materias primas y la creciente deuda en la etapa post pandemia.
La pobreza y el empleo han vuelto en general a sus niveles previos a la crisis, y la inflación, excluyendo a Argentina y Venezuela, ha caído a un promedio regional del 4,4%, por debajo de los países de la OCDE.
Aunque mejor que seis meses atrás, el contexto global sigue siendo adverso, marcado por altas tasas de interés, bajo crecimiento en las economías avanzadas y perspectivas inciertas para China. Los gobiernos también seguirán enfrentando restricciones fiscales. Si bien, la relación Deuda-PIB se estima en 64%, frente al 67% de hace un año, todavía está por encima del 57% registrado en 2019 y las altas tasas elevaron la carga que representa el servicio de la deuda.
“La inversión pública y privada en conectividad digital puede estimular nuevos sectores y empleos, ofrecer nuevas áreas de comercio y aumentar la eficiencia, la calidad y la inclusión de los programas gubernamentales que van desde la educación hasta la extensión agrícola en zonas rurales remotas”, dijo el economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, William Maloney.