China ingresa a un período de desaceleración de su economía, pues ya no hay espacio para la ejecución de obras públicas, registra una sobre producción y analiza liberarla, lo que impactará en Latinoamérica y Bolivia sentirá los efectos, por un lado en el aumento del contrabando y por otro, en una merma en las exportaciones de materias primas y productos alimenticios.
Los medios internacionales pusieron su atención en lo que sucede con China, que después de crecer a un promedio de 8% en los últimos años, cayó a sólo 3% y los pronósticos para los siguientes años no son halagadores.
El economista Ricardo Robaina en su @_NOALCOMUNISMO publicó un análisis sobre el gigante asiático, titulado A 10 años de la Franja y la Ruta de la Seda: promesas incumplidas, corrupción a gran escala y un sólo ganador: China comunista.
Empieza en indicar que el régimen chino lanzó, de la mano de Xi Jinping, uno de sus planes más ambiciosos para someter con obras y deuda a países en desarrollo, Bolivia estará incluida en la lista.
“Desde hace años, China financia diversos proyectos de infraestructura, principalmente en países en desarrollo y con restringido acceso al crédito internacional. En contrapartida, obtiene cláusulas preferentes que benefician a sus empresas, todas del Estado y sujetas al mandato del Partido Comunista Chino. También consigue un acceso privilegiado a los mercados y los recursos locales, como las materias primas y energía, incluidos los oleoductos, gasoductos y otras colaboraciones en las regiones. La maniobra se inició en África, continuó en Latinoamérica, y se extendió posteriormente a varios países de Europa y Asia a raíz de la crisis económica de 2007”, sostiene.
Para el presidente del Colegio de Economistas de Tarija, Fernando Romero, China, la segunda potencia económica mundial, desde el año pasado, de manera evidente, entró en un proceso de enfriamiento o desaceleración económica.
“(…) Y no es una exageración cuando dicen: “Si China estornuda, el resto del mundo se limpia la nariz”, ya que la misma representa 1/3 del crecimiento económico del planeta; sin embargo, el año pasado su PIB creció sólo en un 3%, el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que este 2023 no superará el 5,2% y proyecta para el 2024 un crecimiento del 4,5%. El crecimiento de la economía china se ralentizará hasta 3,5% en 2030 y se acercará al 1% en 2050, según las proyecciones de expertos”, sostiene Romero.
Pero el peligro no sólo viene por la invasión de productos chinos a Latinoamérica y Bolivia de manera legal e ilegal, sino que las industrias de la región sentirán los efectos, pondrán en riesgo los empleos y la continuidad de las actividades económicas.
Una muestra de la crisis del gigante asiático se refleja en la devaluación de su moneda el yuan, que hace unas semanas atrás impactó en las Reservas argentina, debido a que una parte está en la moneda china.
Crecimiento
En el primer semestre de este año, China ha demostrado un crecimiento económico más débil de lo esperado y a nivel internacional se habla de un «lento crecimiento», que ha afectado el comercio global, ya que es el principal exportador e importador del mundo, recuerda Romero.
“Gran parte de este escenario fue generado por la tardía apertura que tuvo el país después del estricto confinamiento por la pandemia, que duró alrededor de tres años. China, el dragón rojo, también está pasando por un elevado nivel de desempleo juvenil, una crisis en el sector inmobiliario (muy baja comercialización de casas y departamentos) y recientemente sus datos de variación del Índice de Precios al Consumidor registró que el país entró en deflación”, describe el economista.
Sin duda, toda esa situación afectará a la economía latinoamericana, donde Bolivia no será la excepción. “Si bien, nuestra balanza comercial siempre fue desfavorable con China, es un mercado muy importante para nosotros, sobre todo por la exportación de materias primas (minerales y alimentos), en este 1er. semestre 2023 exportamos un valor de 501 millones de dólares; sin embargo, nuestra importación (vehículos, herbicidas, otros) ascendió a 1.115 millones, esto sin tomar en cuenta el contrabando que llega de ese país”, sostuvo.
Este gigante asiático, no dejará de comprar al país, pero con un menor crecimiento económico presente y futuro, puede adquirir menos volúmenes o a menores precios (por una menor demanda), lo cual significará una reducción de ingresos para Bolivia.
Además, China es uno de los principales prestamistas e inversores bilaterales de Bolivia, tanto de manera pública como privada, de hecho, al 31 de julio de este año, debemos a esta nación cerca de 1.415 millones de dólares.
En ese sentido, puede ser que los chinos optimicen o prioricen sus capitales en el mundo, lo cual podría también afectar a futuros desembolsos en forma de créditos o inversiones en el país, lo cual, si se da el caso, puede acelerar más el proceso de contracción económica que estamos viviendo actualmente, alerta.
“Si China estornuda, a nosotros seguro nos da Covid”, sentenció.
Ruta comercial
Por otra parte, Robaina sostiene que un punto de inflexión se dio sin embargo en 2013, cuando Xi Jinping, propuso conectar al 65% de la población y a un tercio del PIB mundial con China mediante la creación de una red de rutas marítimas y enlaces terrestres.
“A una década de esta decisión, lo que se observa son promesas incumplidas, muchos más beneficios para China que para los países miembros, y corrupción a gran escala por la catarata de millones entregada a mano abierta y sin control”, señala.
El economista sostiene que la crisis del covid, la invasión rusa a Ucrania, las tensiones con Estados Unidos y sobre todo la crisis económica de China, han puesto en jaque a ese proyecto emblemático impulsado por Pekín.
“Y la paradoja es que la manera con la que China encaró la Ruta de la Seda es uno de los causantes de las dificultades financieras que hoy jaquean los cimientos del gigante asiático. Esto es así porque este emprendimiento se basa en conceder, a los países miembros, un préstamo de emergencia tras otro, sin pedir a sus prestatarios que restablezcan la disciplina de sus políticas económica”, apunta.
La situación se agrava aún más cuando se observa que Pekín, bajo la excusa de no interferir en las decisiones soberanas de otros países, jamás efectúa seguimiento de las inversiones que realiza. Desembolsos millonarios y sin cuestionamientos fueron socavando este proyecto al punto de generar las condiciones propicias para que naufrague en un futuro cercano, asegura.