La economía boliviana estaría ingresando a un terreno complicado, incluso a la recesión, por lo que se requiere acciones reales y no las fábulas que comunican las autoridades gubernamentales, sostuvo en una entrevista con EL DIARIO el economista Antonio Saravia.
Sostuvo que se debe bajar el protagonismo del Gobierno y brindar condiciones para profundizar la libertad económica, seguir el ejemplo de El Alto y Santa Cruz, para que la gente pueda progresar y mejorar la situación del país.
EL DIARIO envió un pequeño cuestionario al doctor en economía Antonio Saravia, profesor de economía y Director del Centro de Estudios para la Economía y la Libertad en Mercer University, quien dio algunos planteamientos para mejorar la economía nacional y de los bolivianos.
1.- Hablamos de estabilidad, baja inflación, menor desocupación y avance en la industrialización, pero ¿a cuánto asciende el costo para los bolivianos, sabiendo que no es sostenible, por ello, si no se toma otro rumbo que puede suceder en la economía?
La narrativa que nos quiere vender el Gobierno de estabilidad económica, baja inflación, menor desocupación e industrialización es un verdadero embuste. Nada de eso es verdad. Nuestra economía pende de un hilo. Tenemos una baja inflación porque la compramos con el subsidio a los hidrocarburos que nos cuesta alrededor de $us 1.700 millones al año. Este subsidio, más el tremendo gasto en la burocracia estatal (más de 500 mil empleados públicos) y las ineficientes empresas estatales (el 85% de las cuales son deficitarias), nos han generado déficits fiscales de alrededor del 8% del PIB por diez años consecutivos. Estos déficits han hecho que nuestra deuda pública (interna más externa) supere el 80% del PIB y que nos hayamos tenido que comer las Reservas Internacionales que pasaron de $us 15.000 millones el 2014 a $us 3.158 al 30 de abril de este año. Sin dólares, nuestra estabilidad económica está fuertemente amenazada.
Decir, además, que hay menor desocupación es una sinvergüenzura porque todos sabemos muy bien que el 85% de los trabajadores del país tienen trabajos muy precarios en la economía informal. La industrialización, por su parte, es otra patraña promovida por malas ideas como la sustitución de importaciones. Esta política de los años 50 y 60 solo generó recesiones económicas allá donde fue aplicada. Su defecto es pensar que los políticos saben que se debe producir en un país en lugar de dejar que sean los individuos los que decidan. Así las cosas, vivimos una situación muy complicada. El país está en crisis y esta puede derivar en una severa recesión si no se da un fuerte golpe de timón.
2.- La escasez del dólar en el mercado boliviano se agudiza, pero paralelamente el Gobierno vira hacia China para usar el yuan, ya indicaron que una moneda requiere ciertos requisitos para ser una divisa de uso internacional, ¿el yuan cumple y si estos vientos de cambio nos muestran el camino a multilateralismo?
El yuan no va reemplazar al dólar en un futuro cercano y lo más probable es que nunca lo haga. El 80% de las transacciones internacionales se hacen en dólares. La fortaleza de esa moneda es la solidez institucional de los Estados Unidos. Esto es algo que China está muy lejos de lograr cuando está gobernada por el partido comunista. Lo del yuan es simplemente una cortina de humo que trata de disfrazar la escasez de dólares.
3.- Un cambio de modelo económico trae miedo a la gente y señala que más vale lo conocido que lo bueno por conocer. Desde su planteamiento, ¿Cómo virar a la derecha si el capital humano es escaso y los recursos también?
Todo es escaso en esta vida y la mejor manera de asignar recursos es a través de mercados libres. Esto no lo digo yo. Lo dicen miles de años de evidencia empírica. Cuando dejamos a los individuos libres de hacer lo que a ellos les parece que deben hacer con sus recursos, estos producirán bienes y servicios, y los intercambiarán por otros en mercados. Cuando esto pasa, los países crecen y se desarrollan. Simplemente vean los índices de libertad económica y verán qué países han logrado mejores resultados: aquellos que brindan más libertad económica a su gente. Y darle más libertad a la gente implica proteger la propiedad privada, brindar seguridad jurídica, reducir impuestos, trabas burocráticas, cupos de exportación, controles de precios y las múltiples regulaciones en el mercado laboral.
En Bolivia hemos vivido en las últimas décadas votando por políticos que nos ofrecen una mayor presencia del Estado en la economía y, por lo tanto, menor libertad económica. Esto es algo sorprendente cuando la realidad es que los bolivianos somos liberales en la práctica. Nos levantamos cada día a trabajar y no queremos un Estado que nos proteja o nos guie la vida, sino uno que nos deje en paz. Miren, por ejemplo, el desarrollo de El Alto o de Santa Cruz. Ese desarrollo se da gracias a gente pujante que ejerce su libertad a pesar de las trabas que pone el Estado. Esto, entonces, me genera optimismo. Creo que está llegando el momento histórico en que la gente empezará a votar como vive. Y es que el único futuro viable para el país se encuentra en el liberalismo.
ANTONIO SARAVIA es profesor de economía y Director del Centro de Estudios para la Economía y la Libertad en Mercer University.
– Ph.D. en economía de Arizona State University.
– M.S. en economía de Arizona State University.
– M.A. en economía de Georgetown University.
– Licenciado en economía de la Universidad Católica Boliviana.
– Autor de varios artículos académicos en revistas especializadas.
– Frecuente orador en universidades, conferencias académicas y de negocios en todo el mundo.
– Comentarista recurrente para importantes medios de comunicación como: CNN, Fox News, NPR, Univisión, CBC y la mayoría de los medios nacionales.
– Columnista en los periódicos más importantes de Bolivia.