Tras el inicio de la etapa de flexibilización, en la urbe alteña, las ferias clandestinas proliferaron en diferentes zonas, a pesar de que el municipio emitió una normativa que indica que solo dos veces a la semana se puede salir a vender, actitud que ha puesto en riesgo la salud de los pobladores a falta de cumplimiento de las normas de bioseguridad.
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