Después de haber estudiado durante seis años en Japón, regresando a su país natal, Perú, Marino Morikawa encontró uno de sus lugares favoritos y queridos de vacaciones en su infancia, casi condenado a desaparecer: la laguna (humedal) de Chancay, El Cascajo, estaba contaminada, cubierta de “lechuga acuática”, una maleza que ataca la biodiversidad de los lagos y espacios fluviales, formando una masa compacta en la superficie del agua y evitando el paso de oxígeno.
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