Durante los conflictos sucedidos en Bolivia, entre octubre y diciembre de 2019, hubo un uso indiscriminado de redes sociales para distribuir información y organizar acciones. Mucha de esa información compartida no era verdadera (fake news), se crearon cuentas con perfiles falsos y hubo enfrentamientos “digitales” violentos, informó el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
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