Álvaro Riveros Tejada
A pocos días de celebrarse los 241 años del natalicio del ilustre venezolano, “Padre de la Patria” y “Libertador de América”, Simón José Antonio de La Santísima Trinidad Bolívar Ponte y Palacios, una curiosa paradoja ha determinado que en su tierra natal se celebren unos comicios presidenciales inciertos, porque desde su formulación, por parte de un régimen dictatorial, próximo a cumplir un cuarto de siglo en el poder, despertaron el recelo de un pueblo que no solo fue llevado a la más abyecta miseria, sino hasta la cruel decisión de abandonar a su otrora multimillonaria y hoy saqueada Madre Patria, en busca de mejores destinos.
No es ninguna novedad que dicha satrapía encabezada por Hugo Chávez primero y Nicolás Maduro después, durante estos últimos 25 años ha depauperado al país que producía 3,5 millones de barriles de petróleo diarios a 700 mil, de los cuales 113 mil son donados graciosamente a Cuba, como un acuerdo pactado entre Chávez y Fidel Castro, dentro del seno del famoso Foro de Sao Paulo, bajo la ridícula paga por servicios de inteligencia y un comisariato de control en varias unidades militares, hasta la enseñanza de técnicas de persecución y tortura a los disidentes políticos, muy propias de los expertos “revolucionarios” cubanos.
Entretanto, un régimen que ha generado el éxodo de más de siete millones de compatriotas, que sólo buscan comida y un mejor pasar allende las fronteras y no son políticos de ultraderecha, como los califica el déspota, sólo puede ser identificado como una satrapía voraz e insaciable que, so pretexto de estatizar la riqueza ajena, incrementa la propia mal habida, llegando al extremo que, en el mayor país petrolero del continente no exista gas domiciliario, como en el Estado Mérida, obligando a los usuarios a volver a utilizar las cocinas eléctricas empero, con enormes restricciones diarias en el surtido de este servicio.
Ahora bien, como una luz detrás de este tenebroso túnel, fueron convocados los comicios presidenciales para este próximo domingo 28 de julio, en los que, según todas las encuestas, los resultados favorecerán a la fórmula del candidato unitario de la oposición, Edmundo Gonzales y, por añadidura, a la verdadera líder de la insurgencia popular pacífica, María Corina Machado, pero inhabilitada ilegalmente por el régimen para presentarse como candidata.
Sin embargo, dichos resultados se verán ensombrecidos ante la mirada indolente e impávida de aquellos países que parecieran cohonestar el fraude que, como un fatal desenlace anunciado, se viene gestando sin rubor alguno. El mismo Nicolas Maduro lo propala a la hora de confesar su juramento ante el comando de la Fuerza Armada de no entregar el poder. Esta amenaza es complementada por su ministro de la Defensa, el general Vladimir Padrino, quien, haciendo honor a su apellido, como un capo de mafia afirma: “la oposición jamás será poder político mientras exista una Fuerza Armada como la nuestra. Antiimperialista, chavista y revolucionaria”. Ni Don Vito Corleone habría podido expresarse mejor.
A la luz de lo expuesto, nos preguntamos ¿ Cuál sería la actitud de aquellos héroes venezolanos, civiles y militares, como el Libertador Simón Bolívar, Antonio José de Sucre, Francisco de Miranda, José Antonio Páez, Santiago Mariño, Rafael Urdaneta, Ezequiel Zamora, Jacinto Lara, Andrés Bello, Simón Rodríguez y otra centena de ellos, al ver a sus fuerzas armadas libertadoras de naciones, hoy convertidas en un ejército de sicarios del crimen organizado, y a su amada Venezuela, entre el genio y el villano?