Marcelo Miranda Loayza
Bolivia atraviesa una crisis marcada por la violencia social y el deterioro institucional, resultado de m谩s de una d茅cada de administraci贸n por parte del Movimiento al Socialismo (MAS). La gesti贸n de Evo Morales no solo dej贸 un rastro de problemas econ贸micos, sino tambi茅n un legado moral cuestionable que sigue afectando al pa铆s. El deterioro es evidente con la escasez de gasolina, d贸lares y, lo m谩s alarmante, con la ausencia de ideas claras por parte del gobierno de Luis Arce, quien, lejos de solucionar los problemas, parece estar atrapado en un callej贸n sin salida.
Durante el mandato de Evo Morales, se privilegi贸 una pol铆tica econ贸mica basada en el despilfarro y el extractivismo, sin sentar las bases para un desarrollo sostenible. Ahora, los efectos de esa gesti贸n est谩n saliendo a la luz de manera clara, afectando gravemente la vida cotidiana de los ciudadanos. La falta de combustible es solo un s铆ntoma de un problema m谩s profundo que involucra la corrupci贸n y la mala administraci贸n de los recursos p煤blicos. Luis Arce, quien fue Ministro de Econom铆a durante la mayor parte del gobierno de Morales, no ha logrado desvincularse de ese legado ni presentar soluciones eficaces para revertir el descalabro.
La crisis actual no es solo econ贸mica, sino tambi茅n 茅tica. Cuando los lineamientos morales son relegados en la administraci贸n p煤blica, los resultados son evidentes: abusos, corrupci贸n y un sistema judicial que no inspira confianza. La gesti贸n p煤blica se ha convertido en un espacio donde prevalecen la mezquindad y la incompetencia, lo cual debilita el Estado de derecho y deja al pa铆s expuesto a la arbitrariedad. La falta de respeto por la ley y la Constituci贸n se ha normalizado al punto de que incluso el gobierno act煤a al margen de ellas, lo que genera un caldo de cultivo ideal para el abuso de poder.
La falta de un adecuado Estado de Derecho se manifiesta en todos los 谩mbitos: desde la justicia hasta la econom铆a. Cuando el mismo gobierno es incapaz de cumplir la ley, se genera un efecto domin贸 donde otros actores pol铆ticos y econ贸micos tambi茅n se sienten en libertad de actuar al margen de la norma. Los incendios forestales, que consumen grandes extensiones del territorio nacional, son un reflejo de la ausencia de control y planificaci贸n, lo que lleva al caos en la gesti贸n del pa铆s.
La sociedad, mientras tanto, se encuentra profundamente dividida. Por un lado, existe una masa de seguidores del oficialismo que, cegados por el discurso partidista, no cuestionan ni critican, simplemente asienten. Por otro lado, la oposici贸n tampoco parece ser una alternativa real, ya que carece de un discurso coherente y de propuestas que puedan plantear un cambio significativo. Esta falta de liderazgo y de ideas en ambos bandos ha sumido al pa铆s en una mediocridad que se refleja en todos los 谩mbitos de la vida nacional.
El fil贸sofo Ludwig Wittgenstein sosten铆a que el pensamiento es un reflejo del mundo y que el lenguaje cambia seg煤n nuestra interacci贸n con 茅l. En Bolivia, el lenguaje pol铆tico refleja ignorancia y falta de profundidad. El debate p煤blico est谩 lleno de ret贸rica vac铆a y de discursos que no abordan los problemas de fondo. Por ende, la pobreza no solo es pol铆tica, sino tambi茅n intelectual; estamos atrapados en un c铆rculo vicioso de falta de ideas y soluciones, donde los discursos no tienen sustancia.
La polarizaci贸n social est谩 a punto de estallar en una convulsi贸n sin precedentes. Las tensiones acumuladas por a帽os de desencuentros y decisiones equivocadas est谩n alcanzando un punto cr铆tico. La falta de consenso y el resentimiento entre los diferentes sectores de la sociedad son los ingredientes de una tormenta perfecta que podr铆a desembocar en una crisis a煤n mayor.
Quiz谩s esta situaci贸n sea el resultado inevitable de una larga cadena de errores electorales. El ascenso al poder del Movimiento al Socialismo marc贸 un punto de inflexi贸n en la historia reciente del pa铆s, donde se opt贸 por un modelo pol铆tico que, a largo plazo, ha demostrado ser ineficaz para generar desarrollo real y sostenible. La elecci贸n de Evo Morales y su s茅quito fue, en 煤ltima instancia, una apuesta por un sistema que ha fracasado en sus intentos de ofrecer un mejor futuro para Bolivia.
La reconstrucci贸n del pa铆s tiene que pasar por un cambio de paradigma en la gesti贸n p煤blica y la pol铆tica. Es necesario retomar los valores 茅ticos y morales como eje central de la administraci贸n p煤blica, donde la ley sea respetada y se garantice la justicia para todos. La crisis no se resolver谩 con parches o soluciones temporales; se requiere una transformaci贸n profunda y estructural que recupere el Estado de Derecho y garantice el bienestar de los ciudadanos.
El autor es te贸logo, escritor y educador.