Eric L. Cárdenas del Castillo
El Amazonas es un rio en América del Sur, que drena parte del Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela y Brasil, en este último país el 56.7% de su territorio. Su cuenca tiene una extensión de 4.819.819 km. 2, la longitud del rio es de 5.571. Km., de los cuales 3.165 corresponden al Brasil, en su recorrido recibe las aguas de una veintena de afluentes importantes y otros muchos secundarios, desemboca en el Océano Atlántico y es considerado el rio más caudaloso del mundo.
El territorio circundante a este curso de agua es denominado la amazonia, territorio rico en fauna, flora y bosques profundos, producen maderas preciosas, plantas colorantes y medicinales, caucho, balata, chicle etc. de tal suerte que se le ha denominado el pulmón del mundo, pues sus bosques tienen una importante función en el equilibrio medio ambiental, en el curso de su desplazamiento hay varias importantes urbes y los habitantes del territorio producen yuca, maíz, algodón, caña de azúcar, plátano, arroz, cacao, etc.
Este importante territorio está siendo lastimosamente depredado por la ambición humana, que se ha instalado en el curso de muchos afluentes, para explotar oro, maderas preciosas, piedras preciosas o semipreciosas, caza y tráfico de animales vivos etc., pero lo más condenable es que para dedicarse a la agroindustria y agropecuaria, se van talando extensos bosques y se amplían extensas zonas para dedicarlas a esas actividades económicas, para esa actividad queman anualmente extensas áreas y producen incendios, que se han constituído en un grave atentado a la naturaleza, la biodiversidad animal y vegetal.
Nuestro país que históricamente fue considerado como un país altiplánico, habitado en rededor de las minas, es al contrario un país donde su territorio es mayoritariamente parte de la Amazonia, pues sus departamentos más grandes como Santa Cruz, Beni, Pando, el norte de La Paz y el Chapare cochabambino constituyen la mayor parte de nuestro territorio, de tal suerte que en los últimos años a partir de la Revolución Nacional, siguiendo los estudios del norteamericano Melvin Bohan, la apertura al oriente ha determinado que ahora ese territorio sea el de mayor nivel de actividad productiva.
Lamentablemente desde hace algunos años, se vienen produciendo incendios en la zona amazónica del oriente, de tal manera que el año 2019 se quemaron miles de hectáreas de bosques, y este año se han quemado en los últimos cuatro meses, otros miles de bosques, ante la pasividad de las autoridades que parecen según denuncia de la Senadora Cecilia Requena (El Diario de 7 de septiembre de 2024), interesadas en ampliar la frontera agropecuaria, con un costo devastador que está produciendo, además, la contaminación del aire que respiramos y que ha llegado a cubrir el cielo de las principales urbes de nuestro país.
Ya en la primera parte del régimen populista (2006-2019) se acometieron avances en ampliar las áreas para ampliar cultivos o destinarlas a la cría de ganado vacuno, en una política devastadora. Ahora con la política de buscar sustitutos al diésel con materia prima de origen vegetal, seguramente se ampliarán las áreas de cultivo.
Precisamente para darle una cobertura legal a la política devastadora de las áreas amazónicas o de su entorno, se dictaron desde el gobierno de Evo Morales, una serie de disposiciones legales como las leyes 337, 502,739, 952,740,741,1171, 1048 y los Decretos Supremos 3874 y 4334, que han sido bautizadas como las “leyes incendiarias” que están ocasionando el desastre medio ambiental que estamos sufriendo los bolivianos, además, como lo dice la senadora Requena, la atención a semejantes incendios no ha sido atendida a tiempo, y han tenido que ser autoridades legislativas como el presidente del Senado y otras de la sociedad civil, que piden se declare una situación de “catástrofe ambiental” para procurar el respaldo de agencias y gobiernos extranjeros, así como la disposición de recursos especiales para atender la catástrofe.
Queda la duda del interés del tráfico de tierras de gente vinculada al poder político, con el amparo de instituciones públicas, que poco o nada hacen para mitigar el cuadro, comenzando por el ministerio de Medio Ambiente, que tiene un elevado número de empleados y autoridades como varios viceministros. Llama la atención que recién ahora las autoridades del tal ministerio, hablen de planes preventivos a los incendios, cuando estos están hace meses dando fin a la flora y fauna.
Todos los años en esta época del año se producen estos incendios, y las autoridades de las diversas oficinas públicas encargadas de proteger el medio ambiente, no han implementado medidas preventivas a los incendios y pretender sacar réditos políticos de la catástrofe, instalando el gabinete ministerial de gobierno en Santa Cruz, ojalá sea a tiempo para enfrentar la catástrofe ambiental.
El autor es Abogado, Politólogo, escritor y docente universitario.