Rolando Rodríguez Quenta
Ocurrió en España que personas que formaban parte de una marcha de protesta echaron agua a turistas extranjeros, pidiéndoles que se vayan o retornen a sus países de origen. El resultado, reducción del número de visitantes en dicho destino. Lo narrado tiene un contexto singular dentro del llamado Turismo de Masas, que merece otro tipo de análisis, más bien, haremos referencia a los efectos que este tipo de hechos tiene en el Sistema Turístico. Comprendemos que el turismo es una actividad económica que implica el movimiento de personas de un lugar a otro, con la finalidad de descanso, recreación, negocios, etc. Un turista extranjero permite el ingreso de divisas a la economía del país o al lugar que es su destino.
El turista, durante su estancia, emplea diversos servicios, como transporte, hospedaje, alimentación, guías turísticos, además deberá pagar entradas en los lugares que visite, pagará por una variedad de tasas e impuestos establecidos por el Estado y las comunidades que sean visitadas. Nos referimos entonces a que turismo no solo es visitar un lugar, implica todo un conjunto de elementos que funcionan en común y doónde interviene el mismo Estado a través de la infraestructura y leyes que crea para regular dicha actividad económica. A todo este conjunto llamamos Sistema Turístico.
En palabras sencillas diremos entonces que el Sistema Turístico es un conjunto de elementos interrelacionados que interactúan entre sí para satisfacer las necesidades y deseos de los turistas. Se toma en cuenta está denominación con fines de planificación económica, política, social y con fines académicos.
Una protesta social ocurre como manifestación del descontento de un sector de la población contra lo que ocurre en determinado momento y lugar. La forma más común de hacer sentir una protesta es, por lo menos en Bolivia, la organización de bloqueos de carreteras, calles, caminos. Generalmente ocurren contra un Gobierno, ya sea por determinadas políticas, leyes o indolencia ante determinada situación. Las protestas de España fueron directamente contra los turistas, hecho que, sin lugar a dudas, tendrá efecto negativo en el flujo de turistas a ese destino turístico.
En nuestro país la realización de protestas sociales, mítines de protesta, bloqueo de carreteras, son pan de cada día, en algunos casos estos conflictos se prolongan por semanas. Es evidente que estas protestas afectan negativamente a toda la economía y no solo a un sector.
En el caso del turismo, cuando ocurren bloqueos de carreteras, se afecta a todos los servicios integrantes del sistema turístico y los efectos negativos son observados en varios niveles, como ser: a) Reputación del destino: la imagen del país como destino turístico es afectada negativamente. b) Pérdidas económicas: Las empresas turísticas, como hoteles, restaurantes y tiendas, experimentan pérdidas económicas debido a la disminución del número de turistas, hecho que incidirá directamente en la reducción de fuentes de trabajo.
En conclusión, para mitigar posibles efectos negativos, es esencial adoptar un enfoque estratégico que se base en:
— Promoción de la seguridad y estabilidad: Implementando políticas que aseguren la protección de los turistas y la continuidad de las actividades turísticas incluso durante periodos de protesta.
— Diversificación de destinos turísticos: Desarrollar y promocionar nuevos destinos dentro del país para dispersar el flujo turístico y reducir la concentración en áreas conflictivas.
— Campañas de comunicación en línea: Realizar campañas que informen a los turistas sobre las medidas de seguridad y las opciones disponibles durante periodos de conflicto.
Con un enfoque integral y colaborativo, es posible minimizar el impacto de las protestas sociales en todos los componentes de la actividad turística y mantener un flujo constante de visitantes, asegurando así la estabilidad económica y social de Bolivia como destino.