Willy Marcos Chipana Mamani
Un dicho conocido señala lo siguiente: «En casa de herrero, cuchillo de palo». Las palabras se vinculan al mensaje que dio el presidente Luis Arce, el pasado domingo, con motivo de dar a conocer las causas de la crisis económica y las soluciones que su gobierno implementa para superar el mal momento.
El Primer Mandatario, señaló que la falta de dólares y la escasez de carburantes se debe a que no se cuidó la nacionalización de los hidrocarburos, porque no se realizó los trabajos de exploración, lo que causó una disminución en la producción de gas natural y de petróleo. Además, indicó que existe un sabotaje y bloqueo en la Asamblea Legislativa por parte de la «derecha» y la «nueva derecha evista» que no aprueban hasta el momento un paquete de créditos externos por $us 1.076 millones, que pueden servir para cumplir con el pago de la deuda externa y contar con más dólares para la importación de carburantes.
En realidad, la postura del Primer Mandatario rayó en continuar echando la culpa de las desgracias económicas a gestiones pasadas, pero Arce Catacora junto al vicepresidente, David Choquehuanca, fueron ministros de la gestión del gobierno de Evo Morales por el lapso de 13 años (2006-2019).
El presidente Arce reiteró que su plan de salvataje consiste en la instalación de plantas de biocombustible y que el sector privado pueda hacer lo mismo, realizar exploración hidrocarburífera, lo cual permita hasta el 2026 producir el 90% de diésel nacional. Así como la implementación de una política de sustitución de importaciones, a partir de la construcción de 170 plantas industriales estratégicas, como la siderúrgica del mutún, para litio o frutas.
Es decir, Arce repitió las mismas medidas aisladas o abstractas que ya fueron anunciadas en este año, pero en ningún momento se reconoció que el principal problema radica en el modelo económico que es anacrónico, porque no está a la altura para dar soluciones estructurales a la crisis que es compleja, debido a que no sólo es económica, sino también es social, política y ambiental. Además, Arce en ningún momento se refirió sobre el elevado déficit fiscal que en 2022 alcanzó el 7,2% y se prevé para este 2024 el 7,8% con relación al Producto Interno Bruto (PIB).
Si se realiza el cálculo sobre el PIB nominal 2023, de $us 45.460 millones, el déficit fiscal alcanzaría este año al menos $us 3.600 millones. La causa de este déficit no sólo radica en la subvención a los carburantes y alimentos, sino también en los recursos que son destinados para las empresas estatales y el gasto corriente del aparato burocrático del gobierno (ministerios, propaganda, celulares, vehículos y funcionarios públicos).
Además, Arce no explicó qué se hará para bajar el elevado déficit fiscal, las empresas estatales deficitarias que aún funcionan, tampoco dijo cuáles acciones concretas serán aplicadas para incrementar las reservas internacionales netas (RIN), que entre 2014 y agosto de 2024 cayeron de $us 15.122 millones a $us 1.905 millones. Este último aspecto generó calificaciones negativas por parte de agencias calificadoras internacionales, lo cual genera incertidumbre y dudas en inversores y acreedores externos.
A su vez, el creer que la crisis se soluciona con flujo de caja por medio de la aprobación de créditos externos por $us 1.076 millones en el Órgano Legislativo para la importación de gasolina, diésel o para atender la demanda de dólares, lo único que hace es aumentar la deuda externa que entre 2006 y julio de 2024 se incrementó de $us 3.248 millones a $us 13.297 millones. Es un error repetir que pronto pasará el problema de la falta de dólares con más deuda externa, cuando el problema demanda soluciones estructurales que comprenden políticas monetarias, fiscales o cambiarias.
Por estos argumentos expuestos, el plan de soluciones del gobierno de Arce Catacora, no refleja la realidad ni solucionará la crisis que es compleja y no aislada ni abstracta, pues el centro del meollo radica en un nuevo modelo económico acorde con la realidad, que deberá comprender un conjunto de políticas. La promesa de que en 2026 habrá más gas natural y petróleo o que las empresas estatales salvarán el problema es mantenerse en una utopía que linda con el lirismo.
Propuesta
Es necesario realizar un acuerdo nacional por mayor producción y empleo seguro con todos los actores productivos, el cual concluya con la elaboración de un nuevo modelo económico que permita afrontar el contexto internacional y nacional. La economía boliviana nunca estuvo blindada, porque está vinculada con otras economías de forma directa e indirecta.
Es necesario reducir el gasto público, en particular el gasto corriente, que significa menos ministerios, bajar los altos salarios que se paga, prescindir de vehículos, celulares y personal de la administración pública, así como la eliminación de la propaganda gubernamental. Se debe suprimir las empresas estatales deficitarias, que son un gasto para el Tesoro General.
Asimismo, se debe realizar una reforma en la política tributaria para que sectores como los mineros cooperativistas (auríferos) y cocaleros tributen al fisco, como lo hacen todos los bolivianos, así como aumentar las penas al contrabando. En diciembre de 2023, el ministro de Economía, Marcelo Montenegro, dijo que en la economía informal circulan al menos $us 10.000 millones, los cuales podrían servir para reactivar la economía.
Son necesarios incentivos tributarios a favor del sector del turismo para activar toda una cadena virtuosa de generación de ingresos, nuevas leyes que sancionen de forma severa los incendios forestales, nuevas normas para atraer inversión extranjera, el apoyo concreto a la creación de nuevas empresas y las exportaciones, con la reducción de los trámites burocráticos, y dar incentivos fiscales.
La implementación de la nanotecnología en las iniciativas empresariales productivas para generar valor agregado, pues si las empresas estatales no cuentan con tecnología de punta, estarán destinadas a sucumbir en el mercado ante la competencia mundial. Esta iniciativa debe aplicarse al sector agropecuario, para aumentar la producción de oleaginosas, cereales, vegetales, ganado bovino u ovino.
No se debe perder el norte de que la crisis no sólo es económica, sino que también es social, política y ambiental, que debe ser afrontada con los instrumentos tecnológicos que están a disposición del hombre, por ejemplo, los equipos de generación de lluvia artificial, la biotecnología o la nanotecnología. En economía no existen posturas dogmáticas en la hora de competir por el desarrollo de las naciones.
El autor es Periodista-Docente universitario.