Juan Carlos Ferreyra Peñarrieta
Los resultados lanzados de manera oficial por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en días pasados con respecto al Censo de Población y Vivienda 2024, realizado en marzo de este año, nos dejó a todos totalmente sorprendidos por los datos. Llegando a la conclusión de que somos un país deshabitado, para un grande territorio de más de un millón de kilómetros cuadrados.
Los 11.312.620 habitantes que somos, no cuadran con la realidad que vivimos día a día. Las capitales más pobladas del eje central, más El Alto, muestran un movimiento de personas en constante crecimiento. Según los datos que yo estimaba, Bolivia tendría unos 12 millones y algo más de habitantes, distribuidos de manera intuitiva en que Santa Cruz tendría unos 3.900.000 aproximadamente, La Paz unos 3.500.000, Cochabamba 3.000.000 y lo demás distribuido en el resto de los otros departamentos.
Con los datos proporcionados por el INE, se vienen de manera inmediata a la mente de una gran mayoría de la población, las siguientes preguntas: ¿nos estamos muriendo como población?, ¿nos estamos yendo fuera del país?, ¿estamos envejeciendo? o, simplemente, ¿el INE no hizo bien su trabajo?
De las autoridades municipales de las principales ciudades del eje troncal, ninguna acepta los resultados del Censo 2024. Pero también habrá que preguntarles: ¿en qué no contribuyeron a la realización del Censo en sus ciudades?, ¿será que han hecho una campaña de concientización en sus propias ciudades para que los migrantes del campo y de otras regiones, se queden para hacerse censar en el lugar donde viven ahora? A la única que se la vio trabajar, de manera algo preocupada, fue a Eva Copa de El Alto, pero ahí también falló su equipo de comunicación, que no supo llegar de manera efectiva con sus mensajes. Ni el propio INE, ni Iván Arias, ni Jhonny Fernández, ni Manfred Reyes Villa trabajaron en ese sentido.
Lo correcto era que trabajaran de manera coordinada entre el INE, los alcaldes y alcaldesa de los municipios del eje troncal, para que justamente mediante talleres de socialización se llegue de manera directa a los vecinos de los diferentes distritos que conforman las áreas metropolitanas de La Paz, El Alto, Santa Cruz de la Sierra y Cochabamba, para que las personas se hagan censar en el lugar donde viven todos los días y no retornen a sus lugares de origen para el día del Censo. Aquí fallaron en su estrategia comunicacional tanto el INE como los propios municipios.
Lo que sí es cierto es que mucha gente se fue del país porque la situación económica, como ya sabemos, no anda bien. En esta parte se tendrá que contrastar datos con la Dirección de Migración para ver con certeza cuántas/os bolivianas/os se fueron del país al exterior en los últimos doce años.
Otra cosa que es cierta, es que hoy muchos jóvenes ya no desean tener familias numerosas, como había en décadas pasadas. Hace 60 años, las mujeres bolivianas tenían un promedio de 7 hijos; hace 40 años decidían tener entre 3 o 4 hijos y hoy solo desean tener entre 1 o 2 hijos. La tasa de fecundidad está de caída en el país. De que el covid-19 se llevó varias vidas, es verdad, pero no creo en gran proporción para que afecte al no crecimiento poblacional en el país.
También hubo otros factores que llegaron a pesar en la hora del recuento de los datos censales, como por ejemplo el impacto comunicacional que tuvo el mensaje del analista político cruceño Carlos Valverde, para que la gente de esa ciudad no salga o no reciba a los censistas cuando los visiten. Sin duda que el mismo influyó en el sentido de “que el gobierno central pedirá datos en el censo sobre su propiedad privada para después quitarles”. Eso atemorizó a varias personas no solo de Santa Cruz de la Sierra, sino al resto de las ciudades. Por ese motivo, ¿cuántas personas no se habrían hecho censar en marzo pasado?
Teniendo un vasto territorio como el nuestro, debe llamarnos profundamente a la reflexión sobre qué está pasando con nuestro crecimiento demográfico. ¿Será momento de recibir a pobladores de otras latitudes del mundo que tienen una sobre población? o ¿será mejor quedarnos como un país deshabitado?
El autor es Comunicador social.