Armando Mariaca V.
En la patria de Simón Bolívar se creyó que las elecciones del pasado 28 de julio serían el fin de años de dictadura y persecución al pueblo. Sin embargo, la dictadura sañuda de Nicolás Maduro fue ejercida en los comicios en los que, según resultados emitidos por el Consejo Nacional Electoral (CNE), habría ganado el oficialismo. Pero, según pasan los días, la comunidad internacional comprueba flagrantes engaños y mentiras en que se incurrió para mostrar un triunfo que sería del pueblo y la derrota de Maduro y su camarilla. El dictador, alega un triunfo que está lejos de conseguir, porque no solamente la comunidad venezolana es sabedora de la realidad, sino que la propia comunidad internacional sabe que, en Venezuela, por decisión de las urnas, el candidato opositor Edmundo González ganó. Nadie podrá negar la decisión mayoritaria de los habitantes de esa nación. Maduro, tendrá que entender una realidad innegable y someterse al juicio de un pueblo que sabe de su realidad.
La verdad de Venezuela es hoy del mundo, por lo que el chavismo que ya no debe seguir existir en esa nación ni en otro lugar del planeta. En días más seguramente tendrán que anularse las elecciones fraguadas y volver a un proceso limpio, democrático, para que la libertad y la justicia retornen junto a los derechos de todos los venezolanos. El dictador tendrá que sufrir las consecuencias de hechos que implicaron las imposiciones a Venezuela y el sufrimiento de sus millones de habitantes. Venezuela, país rico no solamente en bienes materiales sino en virtudes y cualidades de su población, sabrá salir adelante y, además, verá el retorno de muchos de sus hijos alejados por el chavismo que pretendió destruir ese país maravilloso.
El mundo celebra la segura liberación de Venezuela, cuyos hijos han vivido anhelantes de retomar las libertades, la justicia, la democracia.