Fabian Freire
Desde su primera participación en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, he sido un seguidor acérrimo de Donald Trump. Es difícil encontrar grandes líderes políticos en la actualidad, pareciera que la “época dorada” de los políticos ha sido dejada atrás con el Siglo XXI. En Europa, en América Latina y en muchas partes del mundo el “político” es hoy sinónimo de mediocridad y de vulgaridad. Los liderazgos y las ideas no son las de antaño y eso explica por qué hoy la política está en declive.
La política occidental está totalmente desgastada, lo que dará paso a un nuevo orden internacional, que se quiera o no ya ha comenzado. Es aquí donde países con verdaderos líderes visionarios han sabido sacar provecho y han ido “ganando territorio” en geopolítica. Hay cuatro grandes líderes en la actualidad, a los cuales respeto y que están marcando un camino “innovador” para sus países.
El primero es el príncipe Bin Salman de Arabia Saudita, que está incrementando el poder de su país notablemente. Arabia es capaz de codearse con las potencias occidentales libremente, pese a que éstos detestan lo que representa.
Bin Salman está de igual forma haciendo crecer a su país a nivel cultural. Se están volviendo una potencia en términos de “softpower” y están poco a poco alejándose de sus prácticas más “retrogradas”. Esto sumado a la increíble gestión del petróleo, que hace que hoy Arabia Saudita tenga el mismo poder que un país occidental.
Otros dos líderes destacados son Vladimir Putin y Xi Jinping, ambos polémicos y autoritarios, pero sin duda han logrado potenciar a sus países. Del primero, hay que entender sus motivaciones para “invadir” a Ucrania y las similitudes de este conflicto con la “crisis de los misiles”. Gran culpa de este conflicto la tiene la nefasta administración Biden. Putin consiguió lo impensable para un país como Rusia, logró darle estabilidad y convertirlo en una “potencia”. Le falta mucho para ser como Estados Unidos, pero la gestión es notable, más sabiendo la difícil transición que suponía dejar la Unión Soviética. Es un líder que ha lidiado con problemas políticos de toda índole y ha salido prácticamente “bien parado”, mostrando su gran destreza política. Es cierto que la guerra con Ucrania sigue vigente y que esto nos muestra que el poder militar ruso no es tan fuerte, pero todo indica que la victoria de Putin en este conflicto es inevitable, ganándole la pulseta a la Unión Europea y al cansado Joe Biden.
Sobre Xi, hay poco qué decir, es un líder magnifico y es alguien a quien se debe respetar y temer, más en la posición actual de Bolivia. Xi ha sido clave para entender el crecimiento político de China en los últimos años, totalmente “monstruoso” y notable. China es cada día más fuerte, y sobre la base de su nacionalismo, buenas prácticas económicas y el poder de su industria, es probable que pasen a ser la primera potencia mundial. Desgraciadamente, el masismo nos ha endeudado terriblemente con China, lo que deja a Bolivia en una situación delicada frente al poder chino. Algo que será perjudicial en el futuro, pero que nos servirá de lección para ver cómo opera la China de Xi. Pese a las adversidades y el panorama actual, le muestro todo mi respeto a Xi Jinping, un gran líder que no tiene ni un pelo de comunista.
Finalmente, mi favorito, Donald Trump, el único que puede despertar a la potencia estadounidense y competir contra el poder ascendente de China. Ya he escrito varios artículos sobre Trump, en los cuales le doy todo mi respaldo. Es un presidente que ha devuelto el patriotismo americano y ha revivido a su industria nacional, además de devolverle el orden y la seguridad a sus ciudadanos. Un hombre capaz de pelear contra todo “el sistema en su contra” y salir victorioso, nada lo para, ni siquiera las balas, como pudimos ver en el fallido atentado en su contra. Un personaje que, sin duda, es lo que necesita el mundo para evitar la Tercera Guerra Mundial causada por Joe Biden y los demócratas.