Rolando Kempff Bacigalupo
La integración en América Latina ha sido un tema relevante y complejo a lo largo de la historia de la región. Este proceso busca lograr mayor cohesión política, económica, social y cultural entre países latinoamericanos, promoviendo la cooperación y el desarrollo conjunto.
La asimetría en el grado de desarrollo de los países latinoamericanos condiciona su crecimiento sostenido y equitativo. Necesitamos una diversificación de mercados, estímulos a la inversión, aumentar la productividad y elevar la competitividad para atender la demanda mundial y regional.
Enmarcada en este escenario, América Latina y el Caribe deben resolver sus problemas sociales, económicos y políticos, y reducir sus niveles de pobreza. Para encarar exitosamente estos problemas nuestra región solo tiene una alternativa: consolidar la integración del Grupo Andino, Mercado Común del Sur, Cuenca del Plata, Asociación de Libre Comercio, entre otros.
A principios de este milenio, Enrique V. Iglesias, entonces presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), fue claro al afirmar que «al cabo de una experiencia de casi 10 años, quizás la etapa fácil del Nuevo Regionalismo se haya agotado, y en el futuro necesite una visión política más audaz que respalde compromisos colectivos más profundos, porque perder esa inversión sería trágico”.
Para asegurar el éxito tanto de los acuerdos subregionales existentes como los proyectos de mayor envergadura, como el Área de Libre Comercio de las Américas, Iglesias propuso que los países del hemisferio se fijen como metas eliminar las barreras no arancelarias, adoptar mecanismos transparentes de resolución de conflictos, liberalizar los servicios comerciales, avanzar en la cooperación macroeconómica y monetaria, modernizar sus instituciones comerciales y profundizar sus reformas estructurales.
Las primeras ideas para integrar a los países de esta parte del mundo aparecieron poco después de la independencia colonial, porque las naciones recién independizadas buscaron su propia identidad.
Después de liberar al último país sudamericana del dominio colonial –Bolivia– Simón Bolívar y José Antonio de Sucre plantearon en el Congreso Anfictiónico de Panamá, del 22 de junio de 1826, la defensa de la soberanía de todas las naciones y la creación de estructuras y ciudadanía americana.
Estadísticas actuales nos muestran que Sudamérica tiene una superficie superior en un 70% a la que tienen algunas superpotencias actuales. Mientras esta parte del mundo alcanza los 17,84 millones de Km2, China está con 9,59 millones de Km2, Estados Unidos con 9,8 millones de Km2, y la Unión Europea con 4,2 millones de Km2.
Respecto a la población de estas regiones, solo China está muy por encima de todas, con 1.400 millones de habitantes (datos al 2022), seguido por Sudamérica con 450.342.309 de habitantes (población actual), la Unión Europea con 449.200.000, y Estados Unidos de Norteamérica con 333.300.000 habitantes.
Y el PIB anual de Estados Unidos 2023 llegó a 25.303.708 M€, el de la Unión Europea fue de 14.434.003 M€, el de China alcanzó a 16.456.685 M€, y el de los siete países sudamericanos más grandes apenas sumó 3.647.694 M€. Esto muestra que Sudamérica, el más grande en territorio y con una población solo inferior a la de China, tiene un crecimiento económico de apenas una cuarta parte de la registrada en Europa, que es la menor de este grupo de comparación.
América Latina tiene una gran riqueza en recursos naturales, como litio o acero, solo por citar algunos; lugares turísticos de ensueño; una variada producción agropecuaria. La adecuada explotación de estos recursos sería suficiente para alcanzar niveles de crecimiento superiores a los actuales.
Los analistas de tema de integración nos recuerdan que el auge del pensamiento bolivariano y las aspiraciones de autonomía de los Estados Latinoamericanos y Caribeños, fueron el cimiento de los primeros sistemas integracionistas, como el MCCA, ALALC, Caricom, entre otros; buscando opciones para superar retos económicos, comerciales y de los mercados.
La integración en América Latina es un proceso continuo que busca construir lazos más fuertes entre los países de la región. Aunque enfrenta diversos desafíos, sigue siendo fundamental para el desarrollo económico y social de los países latinoamericanos. La cooperación a nivel regional puede contribuir a mejorar las condiciones de vida de sus habitantes y a fortalecer la presencia de América Latina en el escenario global.
El autor es Economista, Académico de Número de la ABCE y Presidente de la Federación de Empresarios Privados de La Paz (FEPLP).