Álvaro Montenegro Pinto
Desde muy joven Assange tenía grandes habilidades de hacker, es decir alguien que usa computadoras para ganar acceso no autorizado a datos. Cuando tenía 16 años la policía había redado su casa y confiscado su equipo. A sus 19 años ya era uno de los hackers más notables de Australia. En esta etapa, con dos personas conformó los «Subversivos Internacionales»; un grupo que logró acceder a la NASA, redes de universidades australianas y sistemas militares estadounidenses. «Llevo leyendo correos electrónicos de generales militares desde que tenía 17 años», afirmó Assange en una conferencia en Malasia el 2007.
Cypherpunk: A inicios de los 90, Assange formaría parte del movimiento «cypherpunk»: una corriente que aboga por el uso de criptografía y tecnologías que mejoren la privacidad como ruta hacia el cambio social y político. En 1997 co-publicó el libro Subterráneo: Historias de hacking, locura y obsesión en la Frontera Electrónica en donde describe las hazañas de un grupo de hackers durante los inicios de internet.
Poco más de una década después, saldría Cypherpunks: libertad y futuro de internet (2012). En esta profética obra, Assange argumenta que el reino platónico de internet, con libertad de flujo instantáneo de ideas e información, amenaza con ser invadido y captado por el estado policial de vigilancia. «Internet, nuestra mayor herramienta de emancipación, se ha transformado en la facilitadora más peligrosa del totalitarismo jamás vista», escribe en la introducción. Frente a aquello la esperanza es la criptografía por una simple razón: es más fácil y requiere menos energía cifrar información, que descifrarla.
Wikileaks: En el año 2006 Assange junto con otros colaboradores, fundó WikiLeaks con el objetivo de usar filtraciones, mayormente relacionadas con guerra, espionaje y corrupción, para forzar a los estados y otras organizaciones a reducir sus niveles de abuso y deshonestidad. «Cuanto más reservada o injusta es una organización, las filtraciones inducen más miedo y paranoia en el círculo de liderazgo y planificación» escribió en un artículo titulado Conspiración como gobierno (2006).
WikiLeaks asegura haber publicado 10 millones de documentos. Entre los más conocidos se encuentran: los Registros de Guerra de Iraq y de Afganistán (2010) que revelan el verdadero número de muertes civiles, violación y abuso por parte de militares y policías, el Reporte Minton (2009) que demuestra como la multinacional holandesa Trafigura vertió residuos tóxicos en Costa de Marfil, Cablegate (2010) que filtra miles de documentos de las embajadas de Estados Unidos en varios países y «Bóveda 7» (2017) que detalla las capacidades de hackeo de la CIA y herramientas de software para infiltración en celulares, computadoras y otros dispositivos conectados a internet.
Wikileaks también reveló otros hechos más concretos y locales, como la corrupción del ex presidente nigeriano Daniel arap Moi y su familia (2007), las actividades ilegales del banco Suizo Julious Baer en las Islas Caimán (2008), la liberación de 86 llamadas telefónicas que evidenciaban corrupción entre políticos peruanos y empresarios petroleros (2008), los complejos arreglos hechos por el banco multinacional británico Barclays Bank para evitar pagar impuestos (2009) y reportes de varios encuentros del reservado grupo Bilderberg (2009). Sobre Bolivia, recuerdo haber leído hace varios años un cable donde nuestro Embajador en Egipto mantenía reuniones (¿secretas?) con la agencia de inteligencia británica MI6.
El 2015 Assange publica Los archivos WikiLeaks: El mundo de acuerdo al imperio estadounidense. El libro es un intento por organizar las filtraciones por país: desde Rusia, Turquia, Israel, hasta Sud África y Venezuela. Para Assange, estos documentos son un subproducto logístico de las actividades de los estados: «su publicación es la disección de un imperio viviente, que muestra qué sustancia fluyó de qué órgano estatal y cuándo». Leerlos es una de las maneras más efectivas para entender la naturaleza real de fenómeno político estatal. Es una lástima que, en la mayoría de las universidades, incluidas las bolivianas, los profesores no consideren como una fuente «seria» la información de WikiLeaks.
¿Seguirá Assange publicando cables luego de su liberación? Sólo el tiempo lo dirá. No obstante, sin duda es un héroe que aportó mucho en la lucha contra ese «Estado de seguridad nacional» del que habla Gore Vidal; esa última mutación que inclusive va más allá del Leviatán absoluto de Hobbes. Es una lucha conjunta la que tenemos, más necesaria que nunca, debido al momento de inflexión histórico mundial actual.
MSc Álvaro Montenegro Pinto. Politólogo, Analista Internacional especializado en Medio Oriente y docente universitario. Es autor de los libros «A Role Theory Analysis of Turkey – Bolivia Relations» (2021 y «Escritos Sobre Política Internacional, Nacional y Otros 2015-2023» (2023).
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