Francisco Condori Mamani
El liderazgo de un director de una unidad educativa influye sobre las personas de su entorno, con la finalidad de lograr los objetivos fijados. De manera que se espera del director liderazgo y cualidades como honestidad, responsabilidad y ecuanimidad en sus relaciones con los actores educativos: docentes, portero, consejos educativos, padres y madres, comunidad, para que haya buen clima institucional.
Asimismo, el director debe motivar y tratar a los docentes como si fueran parte de una familia, ayudando a resolver dificultades, apoyando moralmente a maestros y maestras en momentos de desaliento. Además, debe atender las preocupaciones de los consejos educativos, con empatía, dando respuestas adecuadas a problemas que pueden surgir y afectar el buen ambiente comunitario institucional. Al mismo tiempo, el director debe ser sociable, respetuoso, mostrar capacidad para lograr un clima institucional positivo, en todas las actividades planificadas, promoviendo la participación colaborativa. Tiene que apoyar el trabajo comunitario de maestras y maestros, a fin de que el desempeño laboral sea óptimo y cause satisfacción en la institución a su cargo. También es necesaria la aportación de padres de familia en reuniones comunitarias. Por su parte, el director también puede gestionar proyectos para beneficio de la unidad educativa.
El director, como líder de la unidad educativa, debe tener la capacidad de crear un ambiente comunitario popular participativo, democrático, que contribuya a obtener beneficios en bien de la entidad educativa. Por todo ello, el liderazgo de un director de unidad educativa muestra el grado de profesionalismo y compromiso personal para llevar adelante una buena gestión administrativa comunitaria, propositiva, reflexiva, que ayude al bienestar general de manera equilibrada, construyendo lazos de cooperación con el equipo de trabajo.
Un gestor con estas condiciones y acciones puede conseguir un clima de trabajo eficiente, confiable, agradable, por lo que el desempeño docente será satisfactorio. En consecuencia, en el ambiente educativo prevalecerá la tranquilidad y la voluntad de participar en distintas actividades curriculares y extracurriculares establecidas. Un director debe tener competencias básicas y específicas para continuar propiciando un liderazgo adecuado, una actitud eficaz de su personal, actuando de manera apropiada ante los cambios que pudieran surgir. Es decir, relacionando a todos los miembros de las escuelas, a docentes, estudiantes, personal administrativo, padres de familia y consejos educativos. Asimismo, es necesario hacer una buena planificación, a través de la participación comprometida de todos los actores educativos.
Un buen gestor, reiteramos, tiene que estar dotado de competencias para propiciar un liderazgo adecuado, una actitud eficiente de su personal docente y administrativo, con apoyo de estudiantes, padres de familia y de los integrantes de consejos educativos. En todo caso, se requiere la participación comprometida de toda una comunidad.