Jorge Espinoza Morales
Bolivia desde los tiempos de la colonia hasta casi fines del Siglo XX vivió de la minería. De la plata durante la colonia y durante la república hasta casi fines del Siglo XIX. Gran parte del Siglo XX vivió del estaño y luego de polimetálicos (zinc, plata y plomo) y el oro. En 1900 Simón Patiño descubrió la fabulosa veta La Salvadora de 2 metros de ancho con 50% de estaño. En el mundo jamás existió ni existirá una veta de estas características que, con el transcurso del tiempo y la sagacidad empresarial de Patiño, lo convirtieron en uno de los hombres más ricos del mundo.
Hasta la Nacionalización de las Minas de la Gran Minería formada por Patiño, Mauricio Hochschild y Carlos Víctor Aramayo, llamados los “Barones del Estaño” el 31 de octubre de 1952, éstos que tenían las minas más grandes e importantes del país, controlaban entre el 75 y 80% de la exportación nacional, algo inédito en el mundo. Hicieron fortunas pagando bajos salarios, dando condiciones deplorables de vivienda y poca seguridad industrial en el laboreo minero. No había una Ley del Trabajo, por lo que el obrero que recibía su pago mensual en papeleta azul significaba que estaba retirado y debía abandonar el campamento. No había a quién quejarse, porque el gobierno era impuesto por estos 3 personajes. Como por entonces la perforación de la roca era en seco, los perforistas vivían unos 30 años. Justo es reconocer que Aramayo dio mejores condiciones sociales y de trabajo a sus obreros y familiares.
Las fuertes demandas por mejores salarios y evitar abusos contra los trabajadores, hizo que en 1923 la Federación Obrera Central Uncía, solicitó al gobierno el abandono del chileno Emilio Díaz, gerente de la empresa chilena Compañía Estañífera de Llallagua (desde 1924 Empresa Minera Catavi de Patiño), por los frecuentes abusos y atropellos contra los trabajadores. El gobierno de Baustista Saavedra no accedió al pedido y ante la suspensión de labores, concentró tropas de 4 regimientos, el 1 de junio decretó Estado de Sitio y el 4 de junio dispararon contra la multitud causando 9 muertos y numerosos heridos.
En septiembre de 1942, el Sindicato de Oficios Varios le hizo llegar al Gerente de Catavi una solicitud del incremento general de sueldos y salarios del 100%, con retroactividad al 1 de junio, indicando que la empresa vendía en condiciones más ventajosas sus concentrados. Los trabajadores de otras 3 minas presentaron solicitudes similares. Ante el no acuerdo, el Sindicato de Catavi decidió entrar en huelga a partir del 14 de diciembre. El gobierno desplegó tropas. El lunes 21 se reunieron unas 8.000 personas que marcharon hacia Catavi, pero fueron reprimidas con ametralladoras. Según el ejército murieron solo 28 personas. Esta masacre marcó el principio del fin del patiñismo y fue el germen de la revolución de 1952 y de la nacionalización de las minas. La Ley General del Trabajo fue sancionada por el Congreso Nacional el 8 de diciembre de 1942, que fue cumplida a medias por la Gran Minería.
Entre el 10 y 13 de junio de 1944 se realizó en Huanuni el Primer Congreso de Trabajadores Mineros de Bolivia, con la asistencia de cerca de 30 delegados de las principales minas del país. Este congreso dio lugar al nacimiento de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB). Fue elegido como Secretario General, Emilio Carvajal y como Secretario Ejecutivo (Permanente) Juan Lechín Oquendo, que asistió como delegado de los trabajadores Mineros de Siglo XX.
Tan pronto triunfó la revolución, el 17 de abril se fundó la Central Obrera Boliviana (COB). Fue elegido secretario ejecutivo Juan Lechín Oquendo, que se mantuvo hasta 1987. Lechín fue además el primer Ministro de Minas y Petróleo. Entre 1952 y 1956 la COB fue controlada por el MNR y cogobernó con éste. Rompió lanzas con el gobierno de Hernán Siles Zuazo, por el decreto de estabilización monetaria de diciembre de 1956.
La FSMTB tuvo una influencia decisiva en la marcha de la COB, en la que el principal cargo ejecutivo debe ser ejercido por un dirigente minero. Este requisito era válido cuando el personal de la minería nacionalizada (COMIBOL) era de lejos el mayor de Bolivia. Además, todos los líderes de la FSTMB eran carismáticos, con formación sindical y política, buen grado de cultura y eran hábiles oradores. Entre ellos podemos indicar a Simón Reyes, Filemón Escóbar, Víctor López, Edgar Ramírez y Oscar Salas.
La hiperinflación desatada en el país entre 1982 y 1985 (gobierno de Siles Zuazo) fue contenida por el gobierno de Víctor Paz Estenssoro con el renombrado Decreto Supremo 21.060 de 29 de agosto de 1985, que entre otras medidas estableció la libre contratación, la descentralización de COMIBOL y eliminó la pulpería barata. El 24 de octubre de 1985 se derrumbó el precio del estaño, debido a lo cual se cerraron la mayoría de las minas de COMIBOL y según Arturo Crespo, hasta enero de 1989 fueron despedidos 24.755 trabajadores.
Contra estas medidas la llamada Marcha por la Vida se realizó entre el 21 al 28 de agosto de 1986, con la participación de más de 25.000 trabajadores. La marcha comenzó en Oruro después del ampliado de trabajadores mineros y su objetivo era llegar a la ciudad de La Paz. El 22 de agosto se plegaron otros sectores como campesinos y gremiales. El 27 de agosto, entre Ayo Ayo y Calamarca, la cantidad de marchistas se incrementó con la participación de estudiantes de la Universidad de Siglo XX y la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB). Ya en Calamarca, distante a 67 kilómetros de La Paz, los militares cercaron a los trabajadores el 28 de agosto. Al amanecer, tanques y carros de asalto, además de 2.000 efectivos de las Fuerzas Armadas llegaron a esa zona para frenar el avance de la Marcha por la Vida. Los dirigentes Simón Reyes y Filemón Escóbar desistieron de seguir adelante ante una inminente masacre. Esto implicó la caída del poder sindical, tanto de la FSTMB como de la COB.
Desde entonces se sucedieron en las dirigencias de la FSTMB como de la COB dirigentes que estuvieron lejos de los atributos de los dirigentes anteriores, que lucharon por la clase trabajadora y no por intereses personales y fueron contestarios a los diferentes gobiernos. Los dirigentes de ahora ni por asomo tienen las cualidades de los de antes. Según datos del Ministerio de Minería y Metalurgia, en 2023 había 130.647 cooperativistas, 4.920 trabajadores de la minería mediana, 2.330 trabajadores de la minería chica y 5.945 trabajadores de COMIBOL. En 1985 había 27.092 trabajadores en COMIBOL, de donde salió Juan Lechín que la dirigió hasta 1987. Posteriormente incluso un trabajador de la minería privada fue secretario ejecutivo de la COB. Vale la pena analizar si necesariamente un trabajador minero debe ser el ejecutivo máximo de la COB y el mismo funcionamiento de ésta.