Luis Fernando Romero Torrejón
El pasado 17 de septiembre, YPFB envió el último volumen de gas natural a la Argentina, el cual cubría principalmente el mercado del noroeste de esa nación. Esta información fue corroborada por la estatal argentina Enarsa. Esto ocurrió a pesar de que había un contrato firmado, en una novena adenda, que establecía que Argentina iba a comprar gas natural boliviano hasta septiembre de este año, pero las cosas se adelantaron. La historia de amor de casi 20 años se acabó, como se acabó nuestro gas natural, que es la principal razón de que esta relación comercial tan complicada llegue a su desenlace, donde uno exigía más de lo que el otro puede dar.
Aquel contrato binacional firmado en 2006, que debía finalizar en 2026, establecía que Bolivia debía proveer hasta 27,7 MMmcd, luego bajó hasta 14 MMmcd, entre muchas adendas de por medio. Para dimensionar el tema, a agosto 2024, en el mercado interno se ha comercializado en promedio 13,73 MMmcd, al mercado brasileño un promedio de 14,11 MMmcd, pero al mercado argentino solo apenas 3,91 MMmcd. La diferencia era bien marcada, lo que se vendía a la Argentina eran volúmenes menores en comparación con el mercado brasileño. La tendencia era a que este mercado se cierre. Por ejemplo, en mayo 2024 se vendió en promedio el volumen más alto al mercado argentino, con 5,50 MMmcd, en cambio al mercado brasileño, en el mismo mes se exportó 12,82 MMmcd en promedio.
Durante el 2006 al 2023 se ha exportado en gas natural un total de $us. 18.964 millones hacia la República Argentina. Sin embargo, del 2014 al 2023, el valor de estas exportaciones cayó en un 69%. En agosto 2023 al mercado argentino habíamos exportado en promedio 7,43 MMmcd, ahora, en agosto 2024, solo exportamos en promedio 3,91 MMmcd. El precio osciló entre mayo a junio de 2024 a $us 8,18 por MMBTU. En los últimos años, del 2017 al 2023, las exportaciones a la Argentina, han representado en promedio el 39% del total de nuestras exportaciones de gas natural. De hecho, en 2023 se exportó un valor de $us 2.050 millones en gas natural, del cual al mercado argentino representó un 33%.
Se estima que Bolivia perderá $us 50 millones al mes por no exportar gas natural a la Argentina, y unos 26 millones de dólares en renta petrolera, regalías e IDH para los diferentes municipios, gobernaciones y universidades públicas del país. YPFB, ha minimizado el fin del contrato de venta al mercado argentino, arguyendo que ese gas natural será redireccionado al mercado privado, tanto al sector público como privado. Además, que hay la posibilidad de comprar gas argentino y venderlo a Brasil, con buenos precios, como una especie de trader hidrocarburífero.
En el caso de Tarija, principal productor hidrocarburífero del país, el golpe será muy duro, ya que tiene una gran dependencia de la renta petrolera. El presupuesto de la Gobernación de Tarija, depende en un 70% de los ingresos generados por la exportación de gas natural. Los datos, Tarija ha reflejado una importante caída en los ingresos por regalías, que desde el 2014 hasta el 2023 descendieron en un 81%. En cambio, los ingresos por IDH, durante el mismo periodo de tiempo, bajaron en un 72%. Se estima que la renta petrolera para el país y el departamento de Tarija, decrezca al menos en un 30% con respecto al 2023, en función a una menor producción hidrocarburífera y la pérdida del mercado argentino.
En 2014, año cúspide de la renta petrolera en Bolivia, las regalías hidrocarburíferas llegaron a $us 2.242 millones y el IDH generado a $us 1.294 millones, pero al 2023 ambos cayeron drásticamente, el primero en 60% y el segundo en 61%. Más allá que YPFB indique que no habrá pérdidas económicas, y que casi da a entender que estaba planificado ya no vender gas natural al mercado argentino, la realidad será otra. Habrá menos ingresos fiscales para el Estado, menor flujo de divisas, menos recursos para gasto e inversión pública, tanto a nivel nacional como subnacional. Aunque no se quiera admitir, esto limitara más aún nuestro crecimiento económico, la generación de empleo y se reducirán las oportunidades de salir más rápido de la crisis económica y financiera que vive Bolivia. Que entre sus principales causas fue un gasto público elevado y la caída de sus ingresos por exportaciones de hidrocarburos, que ahora se atenúa mucho más con esta situación.
El problema de fondo no es que Argentina, con Vaca Muerta, tenga ahora gas natural para su mercado interno y externo, sino que la política hidrocarburífera en Bolivia fue incipiente. ¿De qué sirve buscar nuevos mercados si no tendremos gas que vender?, ¿alquilar ductos que no generan los mismos recursos para el desarrollo del país? Es prioritario cambiar la política energética en el país, cambiar la actual ley de inversiones e hidrocarburífera. Es clave atraer capitales estratégicos para el sector hidrocarburífero. Hoy dejamos de exportar gas a la Argentina, mañana podríamos importarlo para usarlo.
El autor es Presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija.