Gary Antonio Rodríguez Álvarez
Habían pasado tan solo cinco días desde nuestro último encuentro en la Reunión de Directorio del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), cuando, de una forma inesperada, se produjo el infausto suceso que marcaría la vida de muchísima gente. El 29 de junio de 2024, cerca de la media noche, alguien muy querido en Santa Cruz y respetado en todo el país, dejó intempestivamente este mundo produciendo una herida en el corazón de su madre, esposa, hijos y familiares, así como de quienes en vida conocimos al Lic. Antonio Rocha Gallardo (QDDG).
A lo largo de mis 37 años de ejercicio profesional en el campo del comercio exterior, compartí durante más de tres décadas un sinnúmero de actividades con mi querido amigo Antonio, a nivel técnico, empresarial, institucional y académico, de ahí que su partida me conmocionó como a muchos otros, ya que si había alguien que tenía la innata capacidad de relacionarse, era Antonio, siempre con una sonrisa a flor de piel (aunque la procesión fuera por dentro) y la mano extendida para hacer el bien, sin mirar a quién.
Antonio Rocha Gallardo era Licenciado en Administración de Empresas, por la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra (UPSA); Magister en Comercio Internacional, por la Universidad NUR; con Postgrado en Administración y Gestión de Empresas (Colombia) y en Negociaciones Internacionales (Ecuador). Como profesional comprometido con la educación, fue un admirado catedrático de Pre y Postgrado en la UPSA y la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (UAGRM) e Instructor y Conferencista Internacional.
En el rubro empresarial privado se desempeñó como Agente Despachante de Aduana; fue Presidente Ejecutivo del Grupo ARG; Gerente General de TAMENGO S.R.L. – Despachantes de Aduana y Socio Director de Continental Logística S.A. Estaba feliz porque su sueño de internacionalización se había cumplido.
En el ámbito institucional –un campo que verdaderamente le apasionaba y al cual le dedicó gran parte de su tiempo y capacidad– como buen exponente y activo protagonista del exitoso modelo de desarrollo cruceño fue Presidente de la Cámara Regional de Despachantes de Aduana de Santa Cruz (CRDA SC); Presidente de la Cámara Nacional de Despachantes de Aduanas (CNDA); Director de la Cámara de Exportadores de Santa Cruz (CADEX); Presidente del Instituto Boliviano de Comercio Exterior y Miembro del Consejo de Asesores del Directorio del IBCE.
Como Consultor y Asesor, participó de importantes estudios sobre integración, comercio exterior, tributación aduanera y competitividad, atendiendo la invitación de prestigiosas entidades nacionales e internacionales como ALADI, PNUD, USAID, SECO, entre otras y, de la Aduana Nacional de Bolivia, como Miembro del Tribunal Examinador.
En el campo intelectual, fue coautor de varios libros, destacando los siguientes: “El contrabando en Bolivia – Una visión heterodoxa” (SECO-IBCE, 2005); “Valoración Aduanera y Defraudación Fiscal” (SECO-IBCE, 2006) y “Visión Bolivia Productiva y Exportadora” (IBCE, 2007), presentado ante la Asamblea Constituyente, en Sucre.
Bonachón, dicharrachero, entusiasta y, como todo fraterno, bromista empedernido; como hombre de negocios era un optimista de la vida al ver más allá del común de los mortales; siempre proyectaba una imagen de tranquilidad y seguridad, al extremo que, estoy seguro, cuántos de quienes hoy leen esta columna pensaban –como yo– que Antonio sería quien nos enterrara un día, aunque, lamentablemente, no fue así…
La inesperada partida de Antonio nos sorprendió a todos, no solo sacudió a sus familiares -a los que siempre atendió y por quienes nos enteramos del gran valor que otorgaba a los “juntes” para compartir una comida o momentos de esparcimiento- sino que, nos golpeó también con suprema dureza a todos quienes nos relacionamos con él desde muy jóvenes, hecho corroborado por los cientos de personas que al publicar en mi muro de Facebook el anuncio de su deceso, me llamaron o escribieron incrédulos y dolidos por semejante noticia; otro tanto ocurrió con la numerosa presencia humana en su desgarrador funeral y posterior sepelio.
El legado de Antonio Rocha Gallardo, fallecido tempranamente a los 57 años de edad, es vasto, definitivamente, no solo como gran dirigente institucional, destacado profesional, experto aduanero, sino, como el empresario que dedicó gran parte de su corta existencia a trabajar por la facilitación del comercio exterior con valiosos aportes en materia de aduanas, logística, transporte y competitividad.
Antonio fue un entrañable amigo, de los que se puede contar en cualquier momento; alguien de quien aprendí cosas nuevas, cada vez que conversábamos. ¡Cómo olvidar a mi incondicional compañero de marras en las durísimas negociaciones comerciales internacionales de las que participamos en el exterior del país trabajando sin parar con las delegaciones gubernamentales desde el desayuno hasta la cena a media noche! Descansa en paz, querido Antonio, esto no es un adiós, más bien, un hasta pronto…
El autor es Economista y Magíster en Comercio Internacional.