Marcelo Miranda Loayza
En la sociedad contempor谩nea, el control y la manipulaci贸n del pensamiento se ha convertido en un tema de preocupaci贸n filos贸fico y pol铆tico. Los estados totalitarios utilizan la ignorancia y mediocridad de sus ciudadanos como puntos de partida para la construcci贸n de reg铆menes hegem贸nicos y abusivos. La verdadera mediocridad e ignorancia no radica en la falta de conocimiento sobre un tema espec铆fico, sino en la aceptaci贸n acr铆tica de conceptos previamente establecidos. Esta situaci贸n se agrava cuando el Estado act煤a como un ente central en la propagaci贸n de ideas, moldeando la percepci贸n de la realidad en la sociedad.
Walter Benjamin, en su obra 鈥淭esis sobre la filosof铆a de la historia鈥, se帽alaba que la historia est谩 siempre escrita por los que ostentan el poder, y en este sentido, el Estado se erige como un actor determinante en la configuraci贸n de la narrativa hist贸rica y social. Asimismo, el Estado no solo controla los medios de producci贸n material, sino tambi茅n los medios de producci贸n cultural, condicionando as铆 el pensamiento colectivo. Es de esta manera que la llamada 鈥渉istoria oficial鈥, es decir, la que se ense帽a y se acepta sin cuestionamientos, se convierte en una herramienta de dominaci贸n que perpet煤a la ignorancia y la mediocridad.
Por otro lado, Ernst Cassirer, en su an谩lisis sobre el poder simb贸lico del lenguaje, se帽ala que el lenguaje no es solo un medio de comunicaci贸n, sino una herramienta de poder. El Estado, al apropiarse del lenguaje y redefinir conceptos a su conveniencia, desarraiga los problemas sociales y econ贸micos de su contexto original. Este proceso, no es solo una manipulaci贸n sem谩ntica, sino una imposici贸n ideol贸gica que establece una nueva realidad, aceptada por la sociedad sin el filtro cr铆tico necesario.
El absolutismo, como forma extrema de poder estatal, es un claro ejemplo de c贸mo el Estado puede reconfigurar la realidad social y econ贸mica en funci贸n de sus intereses. En estos reg铆menes, los fen贸menos sociales que deber铆an ser analizados cr铆ticamente son simplemente aceptados sin cuestionamientos, ya que el Estado los presenta como verdades indiscutibles. Esta aceptaci贸n pasiva es el resultado de una sociedad que ha sido despojada de su capacidad cr铆tica, una sociedad que ha sido reducida a un estado de 鈥渓etargo intelectual鈥.
Benjamin argumenta que la modernidad, con su 茅nfasis en el progreso t茅cnico y material, ha creado un entorno en el que el individuo ha perdido su capacidad para pensar cr铆ticamente. En este contexto, el Estado se convierte en el 鈥減ensador de masas鈥, un ente que dicta las premisas que la poblaci贸n debe aceptar como verdades. Esta centralizaci贸n del pensamiento cr铆tico en manos del Estado no solo limita la libertad individual, sino que tambi茅n fomenta una cultura de mediocridad y conformismo.
Cuando el lenguaje es utilizado para imponer una ideolog铆a, se produce un 鈥渁buso de ideas y conceptos鈥 que, con el tiempo, se convierte en una forma de opresi贸n. Este abuso se manifiesta en la imposici贸n de una visi贸n del mundo que no admite disidencia, una visi贸n que se presenta como la 煤nica verdad posible y que es reforzada por la violencia estatal.
El resultado de esta manipulaci贸n estatal es una sociedad que ha perdido su capacidad para cuestionar y criticar. Una sociedad en la que la ignorancia y la mediocridad se han convertido en norma, y donde el abuso de poder se perpet煤a sin oposici贸n. Sin embargo, existe una v铆a de escape de este ciclo de opresi贸n. La clave est谩 en despertar del 鈥渓etargo intelectual鈥 y recuperar la capacidad cr铆tica que nos permite cuestionar las verdades establecidas. Este despertar no es solo un acto de resistencia intelectual, sino un acto de liberaci贸n pol铆tica que desaf铆a el poder del Estado y abre la posibilidad de una sociedad m谩s justa y libre.
En conclusi贸n, la mediocridad e ignorancia que describen Benjamin y Cassirer no son inevitables. Son el resultado de un proceso de manipulaci贸n y control que puede ser resistido y revertido. Despertar del letargo intelectual y recuperar el pensamiento cr铆tico son acciones fundamentales para contrarrestar el abuso estatal y la imposici贸n ideol贸gica. En un mundo donde se busca unificar el pensamiento, la verdadera libertad radica en la capacidad de pensar por uno mismo y cuestionar las verdades establecidas. Solo as铆 ser谩 posible construir una sociedad en la que la diversidad de ideas y la libertad de pensamiento sean escuchadas y protegidas.
El autor es te贸logo, escritor y educador.