Sergio Pablo Garnica Pantoja
Aprovechando la reciente llegada del escritor argentino Eduardo Sacheri a la Feria Internacional de Libro en La Paz, volví a ver la película “El secreto de sus ojos”, inspirada en la novela del mentado “La pregunta de sus ojos”; en lo personal me gustó más la película que el libro, sobre todo por una escena donde la cruda y fría objetividad se viste de sutileza…
La escena, alerta de spoiler, se desarrolla en un tugurio, donde intentan encontrar al asesino por medio de unas pistas. El personaje Pablo Sandoval concluye: El tipo puede cambiar de todo. De cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios. Pero hay una cosa que no puede cambiar, no puede cambiar de pasión.
Del dólar pueden decir que está bajando por el discurso del presidente, por mejor desempeño de la balanza comercial, que va a bajar a siete bolivianos, pero si usted, amable lector, se da una vuelta por los mercados, no va a encontrar esos dólares más baratos, y si de milagro los encuentra, efectivamente se dará cuenta que bajó, pero no a niveles de ocho o siete bolivianos; luego del nivel más alto, rozando los quince bolivianos, el dólar retrocedió a algo cercano a los 12 y 11 bolivianos. La pregunta es: ¿Por qué?
El dólar a nivel internacional viene depreciándose, los principales motivos están asociados a los indicadores de empleo e inflación en EEUU; la inflación a julio llegó a 2.9% anual, acercándose a su objetivo de política de 2%, mientras que las tasas de desempleo se estarían asomando a los que se conoce como tasa NAIRU (tasa de desempleo no aceleradora de inflación, por sus siglas en inglés), en julio 4.3% anual. Ambos indicadores son insumos para su política de tasas, si el banco central estadounidense (Fed) considera que la inflación está controlada, puede iniciar un recorte de tasas para evitar que su economía entre en recesión. Tasas menores desincentivan la adquisición de bonos del Tesoro norteamericano y el uso del dólar como activo de refugio, migrando hacia otras monedas como el euro o la libra esterlina u otros activos como el oro.
Los países limítrofes tienen regímenes cambiarios más flexibles a los compases del mercado de divisas, al retroceder el dólar a nivel internacional sus monedas se aprecian o, dicho de otra forma: en Perú, Chile, Brasil se encuentra el dólar más barato; hasta ahí la mitad del cuento para el “importador de dólares”. La otra parte es más caótica, porque necesitarían primero convertir los bolivianos a moneda local de esos países, nadie en su sano juicio en el extranjero va a aceptar bolivianos por dólar. Si encuentran a alguien que acepte esa transacción, recién se puede comprar dólares y traerlos al país. Todo eso implica un costo que tiene que incluir un beneficio, es por eso que es una ilusión pensar en un dólar cercano a los ocho bolivianos.
¿Cuál es el secreto para que el dólar baje efectivamente?
Primero, una inyección fuerte de la divisa estadounidense, esto solo se puede lograr mediante un préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI). Obviamente este préstamo vendría condicionado a un ajuste fiscal, al tipo de cambio e independencia del BCB, entre otros. Recientemente el directorio ejecutivo del FMI aprobó un acuerdo de 48 meses en el marco del Servicio Ampliado del Fondo (SAF) para Ecuador, con un acceso equivalente a 4.000 millones de dólares. En el caso de Bolivia, se estima una cifra similar para calmar aguas.
Segundo, totalmente hipotético, descubrimiento de un recurso de alto interés para los inversionistas extranjeros, podría ser el litio o incluso el turismo, pero además se tendría que garantizar la inversión extranjera mediante un nuevo marco legal, en el que sean penalizados los bloqueos interdepartamentales de caminos.
Tercero, fomento a los exportadores mediante una secuencia de políticas asociadas a algún proceso sistemático o algún tipo de regla, como la tributaria, de trabajo, cambiaria, industrial y de apertura de mercados.
Posiblemente existan otros mecanismos para aumentar la oferta de dólares en Bolivia, pero no hay una receta mágica o discurso salvador que haga bajar el dólar a niveles anteriores, por lo menos no en los siguientes meses e incluso años.
El dólar puede cambiar por todo, por un discurso, por una política, por un rumor. Pero hay algo que no puede cambiarlo en Bolivia, no puede cambiar por un Tiktok de un “guerrero digital”.
El autor es Analista económico y financiero.