Ronald MacLean Abaroa

El secreto del capitalismo radica en su capacidad para generar progreso gracias a su naturaleza din谩mica. A diferencia del socialismo, que es est谩tico e inflexible, el capitalismo permite una administraci贸n 贸ptima de la escasez, lo que lo convierte en un sistema econ贸mico m谩s eficiente. Mientras el socialismo, con su enfoque de propiedad estatal, suele llevar a la desigualdad y la pobreza, el capitalismo fomenta la prosperidad y la equidad mediante la competencia abierta.

A diferencia de algunos pol铆ticos economistas, como Javier Milei, yo no tengo desprecio moral contra el socialismo ni contra mis amigos socialistas, cuya aspiraci贸n es un mundo mejor: un mundo estable, solidario, carente de incertidumbre y seguro. Esto explica la saudade que muchos habitantes de antiguos pa铆ses socialistas/comunistas experimentan hacia su pasado, aunque menos avanzado, 隆pero estable! El Mercedes Benz versus el Talbot.

El ideario socialista me recuerda a mi juventud algo hippie de los a帽os 60 y 70, cuando todos adoptamos el blue jean como un s铆mbolo de igualdad y a la peta Volkswagen como emblema de una vida sencilla; era poco agraciada, pero econ贸mica, cuyo 茅xito comercial se dio precisamente cuando EEUU experimentaba con autom贸viles cada vez m谩s grandes y potentes, los Muscle Cars, que eran despreciados por los j贸venes con conciencia social y a帽orados por aquellos m谩s 鈥渁burguesados鈥� que so帽aba(mos) con un Mustang, Corvette o un Dodge Supercharged.

Yo ten铆a, desde luego, un VW diez a帽os m谩s antiguo, al alcance de un estudiante de escasos recursos, por no decir francamente pobre, pero que lo llevaba con un cierto esp铆ritu de 鈥渄iscreto encanto鈥�. Mi condici贸n de joven estudiante extranjero latino me hac铆a l贸gicamente 鈥渓iberal鈥�, marchando contra la guerra, intrigado por eso de 鈥渉agamos el amor, no la guerra鈥�, give peace a chance y las fotograf铆as de un Woodstock del que yo me hab铆a perdido por nabo.

Me tom贸 muchos a帽os entender lo que le铆a. Hab铆a emprendido la carrera de econom铆a, cuando lo que entonces m谩s me gustaba era la historia. Nunca tom茅 un curso de ciencia pol铆tica porque pensaba que aquello se hac铆a, no se estudiaba. Por el contrario, intu铆a que la econom铆a en algo me servir铆a en mi vida posterior. Aun as铆, me sent铆a un rara avis en la facultad de negocios a la que asist铆a solo para aprender algunas habilidades pr谩cticas para mi vida empresarial posterior.

El cuarto factor de producci贸n

Fue Joseph Schumpeter quien descubri贸 el verdadero motor del capitalismo, un cuarto factor de producci贸n: el empresario. Este agente, diferente al capitalista tradicional o al terrateniente, que es quien toma riesgos, innova y promueve la 芦destrucci贸n creativa禄 鈥揻igura esencial para el progreso econ贸mico鈥� ya que introduce nuevas tecnolog铆as y modos de producci贸n que impulsan la prosperidad. Schumpeter argument贸 que la riqueza no se genera solo a partir de los tres factores tradicionales de producci贸n: tierra, trabajo y capital, sino que el verdadero valor lo crea el empresario a trav茅s de la innovaci贸n; la combinaci贸n creativa de los otros factores.

Ese entrepenuer (el intr茅pido agente) no puede existir ni prosperar, menos triunfar, en el sistema socialista, porque un elemento central para que 茅ste surja es vivir en una sociedad donde rija el derecho de propiedad privada, flexible, transferible, cotizable; en una palabra: libre. Hoy, ese innovador, ese disruptor se pudiera llamar Steve Jobs, Jeff Bezos, Bill Gates o Elon Musk; ninguno de ellos herederos de fortunas, ni imperios financieros, ni terratenientes. En efecto son generalmente intelectualmente brillantes, de origen econ贸micamente humilde, hijos adoptados, exc茅ntricos o casi antisociales.

Ir贸nicamente estos emprendedores terminaron d谩ndole la raz贸n a Karl Marx, que de chiripazo acert贸 a que el verdadero valor no lo aporta la tierra ni el capital, sino el trabajo, pero no el manual, como 茅l cre铆a, sino el trabajo creativo, tecnol贸gico.

Los atributos del capitalismo, desde luego fueron intuidos y parcialmente revelados por Adam Smith, el c茅lebre fil贸sofo y humanista escoc茅s, deambulando por los caminos de Edimburgo y sus alrededores, hablando solo y perdido en la estepa escocesa. El descubridor de 鈥渓a mano invisible鈥�, siendo esta la intuici贸n m谩s profunda que posiblemente ni 茅l termin贸 de comprender. Tuvieron que pasar m谩s de 200 a帽os para que economistas post-capitalistas como Douglas North y John Wallis, entre otros, terminaran de escudri帽ar esos atributos y eventualmente el secreto del 茅xito del libre mercado, al tratar de aportar un marco conceptual para interpretar la historia humana.

Por tanto, el secreto del capitalismo reside en la diferente incidencia del funcionamiento de las econom铆as en los estados naturales como Bolivia, o en los pocos estados modernos denominados sociedades de acceso abierto. En los primeros, 鈥渟e usa el sistema pol铆tico para regular la competencia econ贸mica y crear rentas econ贸micas (frecuentemente corruptas) para ordenar las relaciones sociales, controlar la violencia y establecer cooperaci贸n social鈥�.

En las segundas, las sociedades de acceso abierto, 鈥渟e regula la competencia econ贸mica de forma en que se disipan las rentas, usando la competencia para ordenar las relaciones sociales鈥� (como un ant铆doto contra la corrupci贸n).

Las sociedades naturales son por naturaleza reaccionarias y corruptas, mientras que las de acceso abierto y de libre competencia tienden a ser progresistas, modernas y pr贸speras.

Por lo que se deduce que los problemas que enfrenta hoy Bolivia no pasan por las reformas macroecon贸micas solamente, sino derivan de un problema m谩s profundo: la naturaleza del sistema econ贸mico de sociedad natural, adoptado y reafirmado por el r茅gimen del Movimiento al Socialismo.

El autor es catedr谩tico; fue alcalde de La Paz y Ministro de Estado.