David Foronda H.
Hace algún tiempo, alguien nos definió como “el país tranca”, por los inacabables problemas, muchos de fácil solución, que crónicamente surgían en el territorio nacional. La inquina política, los intereses de grupo o partidarios, y hasta personales, sumergían a Bolivia en ese abismo interminable. De haber existido voluntad “política”, esa maraña de diferencias, reivindicaciones, y otros, que al parecer en forma perenne caracterizan a los nacidos en estas tierras, se habrían solucionado fácilmente, empero, ello y ver la cara de Dios, resulta algo imposible.
Y cómo no ser “país tranca”, si hasta hoy continuamos observando todo lo de siempre: bloqueos, “alfombras humanas”, “concursos de cohetería” que no tienen fin (uso indiscriminado de cachorros de dinamita, petardos de alto poder y otros), marchas y contramarchas por un “quítame las pajas”, obstrucción de las vías públicas con el uso de minibuses, buses, camiones de alto tonelaje, etc. Es, pues, un recuento rápido de todo cuanto acontece para “trancar” al humilde ciudadano de a pie, que con esfuerzo y sacrificio se gana el pan de cada día. Y lo que es peor, “trancar” a la Patria, impidiendo su despegue al progreso.
Como ejemplo, mencionemos que un reciente trabajo de investigación ha dado cuenta que en los primeros cinco meses de este año, al menos se han producido en el país 450 conflictos, o sea 100 por cada mes, y tres por día, debido a presiones por temas económicos, laborales, sindicales, sociales y legales, con bloqueos de vías, incluso en carreteras interdepartamentales, huelgas de hambre, exigencias hasta entre los mismos afiliados a un gremio, movilizaciones, y otros, lo que viene causando perjuicios a la colectividad y, por supuesto, dando una pésima imagen de Bolivia en las esferas internacionales. El estudio da cuenta que, a todo lo sabido y conocido, en estas últimas semanas se sumaron tales presiones por la “demanda de dólares”, aumento de precios de la canasta familiar, reclamos de diverso tipo, entre varios que ya dejo de mencionar. Se trata de un excelente trabajo de investigación de la Fundación Unir.
Se puede decir mucho más, pero el poco espacio que tenemos nos lo impide, sin embargo, simplemente nos queda exigir a todos que evitemos ponernos trancas o zancadillas entre bolivianos, si es que de veras queremos un país que camine rumbo al desarrollo, la prosperidad, y con una convivencia civilizada y fraterna entre compatriotas. Lo de “país tranca” debe quedar en el olvido.
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