Desde 1982 a la fecha, jamás, que sepamos, hubo entendimiento nacional. Intereses mezquinos alejaron esa posibilidad. La pequeñez de algunos personajes fue, asimismo, la rémora inevitable. El afán de perpetuarse en el Poder, fue otro factor determinante. Ni gringos ni indígenas que surgieron a la palestra política, gracias a la democracia, depusieron sus ambiciones particulares. El propósito fue, quizás, tomar el Poder, como botín político, para seguir medrando en nombre de los pobres, del área rural en particular.
No hubo entendimiento nacional, ni en momentos dramáticos. Todos conspiraron contra todos, movidos por la angurria del Poder, ignorando la suerte del país. Parece que hoy unos tratan de entornillarse en el Poder, para garantizar la continuidad del régimen que emergió en 2006. Y otros estarían buscando, en ese contexto, el adelantamiento de las elecciones, para que ciertos “salvadores”, sean partícipes de ellas. Pero, “la situación económica del país actualmente es crítica, debido al agotamiento de las reservas de gas, principal fuente de recursos económicos durante muchos años” (1). De esta situación son responsables quienes manejaron la nave del Estado, en los últimos 17 años, enarbolando las banderas del indigenismo. Tal vez estuvieron mal asesorados por los extranjeros, provenientes de países donde la tiranía arrasa con los que piensan diferente. Por ahora no hay alternativa para salir de la crisis económica. No obstante, para ciertas autoridades nada pasa.
La ceguera de unos y de otros ha ahuyentado el entendimiento nacional, que nos hubiera permitido construir una Bolivia diferente y competitiva. No hubo desprendimiento, ni voluntad política, de quienes vivieron a costa del Estado. Ni se despojaron de sus apetitos personales. Siempre han estado confrontados, en desmedro de la paz, de la unidad y el bienestar social. Por la angurria por el Poder, obviaron el interés común.
El entendimiento nacional nos hubiera permitido generar empleo y reducir el comercio informal. Erradicar la pobreza y la inseguridad ciudadana. Controlar el contrabando y narcotráfico. Posibilitar el flujo de dólares y evitar las filas por combustible. Reponer el poder adquisitivo de sueldos y salarios. Proteger el costo de la canasta familiar, a favor de sectores necesitados.
“Ciertamente, las autoridades nacionales no piensan que para rebajar el preocupante nivel del déficit fiscal es urgente aplicar medidas económicas profundas, mediante una alianza de los sectores público y privado para lograr mayor productividad, generar empleos formales, etc. También se requiere atraer capitales a nivel interno y externo, así como apoyar actividades productivas como la agrícola, para no seguir importando alimentos de países vecinos ni hacer crecer economías ajenas” (2). Con esta reflexión de EL DIARIO, cerramos el presente comentario.
NOTAS
(1) “Pedido de austeridad, tardío como siempre”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 21 de enero de 2024.
(2) Ídem, Ídem.