Según Adam Smith: “No puede haber una sociedad floreciente y feliz cuando la mayor parte de sus miembros son pobres y desdichados”. Las palabras descritas se aplican a la realidad económica del país.
En la semana anterior el presidente Luis Arce mencionó que “si la economía así lo amerita, podríamos aplicar la entrega obligatoria de divisas, que es muy diferente al control de divisas”. Si bien la idea es diferente al planteamiento que fue realizado por la dirigencia de la Central Obrera Boliviana (COB), que propuso el control de divisas, ambas posiciones generarán efectos que, al final, afectarán a la población de a pie.
Sin embargo, estas ideas expresan en el fondo la intervención del Estado en la regulación de la compra, venta y el acceso a los dólares. Estas posturas pueden distorsionar aún más los precios de los bienes y servicios en el mercado interno y consolidar el mercado negro de la venta y compra de la divisa estadounidense.
Estas medidas no son nuevas en Latinoamérica, porque ya se aplicaron en Argentina y aún ocurre en Venezuela sin resultados positivos, porque no lograron revertir la falta de dólares. La agudización de la pobreza es el resultado final, cuyo camino puede seguir el país de forma acelerada si la gestión de Arce opta por esa decisión.
Además, una de las variables que define el éxito de una economía es la confianza y la certeza en los diferentes actores económicos pequeños, medianos y de gran magnitud. Empero, la incertidumbre, la desconfianza o la falta de seguridad en la actualidad es el común denominador por causa de las políticas aplicadas por el gobierno que no dieron resultado hasta el momento y el control estatal a los dólares que obtengan los exportadores podría desalentar a este sector y la situación se agravaría más.
Pensar que el problema se resuelve con el flujo de ingreso de más dólares, es una equivocación, debido a que el problema es estructural. Es necesaria la modificación o reemplazo del modelo económico por uno que se concentre en la producción con valor agregado, porque el actual es redistributivo y se sustenta en los recursos provenientes de la renta petrolera, por concepto de la venta de gas natural que cayó de $us 5.489 millones a $us 2.370 millones entre 2014 y 2023.
Hasta ahora queda claro que el Estado ya no cuenta con los suficientes dólares, porque las Reservas Internacionales Netas (RIN) bajaron de $us 15.122 millones a $us 1.905 millones entre 2014 y agosto de 2024 y que el Gobierno no está dispuesto a reducir el déficit fiscal que para este año está previsto que llegue al 7,8% con relación al Producto Interno Bruto (PIB), el cual alcanzaría al menos a $us 3.600 millones respecto al PIB 2023 de $us 45.460 millones.
El anuncio oficialista de un aumento leve en las RIN de $us 1.796 millones a $us 1.905 millones, entre abril y agosto de este año, muestra la crítica situación económica en la que está el país, porque el minúsculo incremento no se debe a las acciones realizadas por el ente emisor, sino por la elevación del precio del oro en el mercado internacional, por ejemplo, entre el 1 y el 30 de agosto de 2024 su valor subió de $us 2.450 a $us 2.505 la onza troy.
A su vez, el poner las esperanzas en la aprobación de créditos externos por al menos $us 1.000 millones en el Órgano Legislativo para que sean utilizadas en la importación de gasolina, diésel o para atender la demanda de dólares, lo único que hace es aumentar la deuda externa que, entre 2006 y julio de 2024, se incrementó de $us 3.248 millones a $us 13.297 millones.
Entonces, el anunciar el control de la compra, venta o acceso a los dólares por parte del Estado no soluciona la falta de la divisa estadounidense en la economía porque el problema es estructural. Más aún, está posible medida afectará al ciudadano de a pie que ahora no puede acceder a dólares, los precios de varios productos en el mercado se elevarán más de los que están ahora, las empresas (construcción o farmacéuticas) tendrán más dificultades para acceder a la divisa estadounidense para importar o comprar materia prima y cumplir con sus actividades.
Es necesario proponer, como una medida inicial, el cierre de las empresas estatales deficitarias y la reducción del gasto corriente en el aparato gubernamental, que se debe expresar en la reducción de funcionarios supernumerarios, el gasto en salarios, celulares, vehículos y propaganda. Es necesaria la atracción inmediata de la inversión extranjera de forma concreta para dinamizar la economía porque el abrir una oficina para este objetivo por parte del Órgano Ejecutivo no es suficiente.
El autor es periodista y docente universitario.