Manfredo Kempff Suárez
Algunos observadores políticos que llegan al público lector han advertido que, en esta carrera a la presidencia de la república del próximo año, solo dos caballos se han lanzado en busca de la meta. Lamentablemente, los dos caballos son animales mañosos, rengos, experimentados en sacar ventaja a cualquier precio y van cabalgados por jinetes tramposos que utilizan la fusta para azotar en la cara del animal que se le acerca. Sin embargo, en la partida están inquietos, excitados, relinchando, otros potros, mordiéndose y dándose de patadas entre ellos, la mayoría sin quien los monte todavía.
Esta introducción es necesaria porque sintetiza lo que está sucediendo en la política nacional, cuando Evo Morales y Luis Arce Catacora, son los únicos personajes que, a poco más de un año de las elecciones generales, están en boca de la gente, en las páginas de los periódicos y ampliamente comentados en los canales de televisión, para bien o para mal. Más para mal, porque lo espinoso es que la ciudadanía se entere, comente, hable, sobre ese par de candidatos, en vista de que no existen otros distintos, mejores, que, hasta hoy salgan a la luz, desperdiciando este momento propicio.
Da la impresión de que la oposición no masista, la “derecha”, se siente feliz y reconfortada con que Arce y Morales se insulten, se pidan cuentas como villanos, se califiquen de traidores, de narcos, y hasta se mencionen la madre entre dientes. Con eso, gran parte de la oposición piensa que el MAS se está destruyendo, que Morales y Arce no pasarán de 20% cada uno en el mejor de los casos. Que ni juntándose en la votación congresal alcanzarán el 50% más uno que es necesario para ungir a un presidente.
No toman en cuenta los políticos, ni algunos medios, que, por ejemplo, Evo Morales está legalmente inhabilitado para terciar en los comicios y que, por tanto, el más cercano al poder, a retener el mando, es Arce. Morales querrá incendiar el país, pero si no puede cambiar la decisión del Tribunal Constitucional, si no llega a dominar a sus togados prorrogados de la forma que sabe, todas sus arengas serán pataleos de ahogado y le habrá llegado su hora final. Entonces, la lucha es contra Arce Catacora, contra un MAS hambreador y desperdigado.
Los masistas de ambas facciones han traicionado sus principios de la forma más inicua. Arce acusa a Morales de haber dilapidado 70.000 millones de dólares en bagatelas durante 18 años, como si él hubiera estado en Babia durante todo ese tiempo y no hubiera sido el Ministro de Finanzas, es decir el que autorizaba y firmaba los devastadores cheques. Con un cinismo que pasma, hoy Arce le echa en cara a Morales el derroche de los ingresos del gas, como si él de nada se hubiera enterado.
Ambos, Morales y Arce, se quejan de que la justicia boliviana sea una atrocidad, que se la debe cambiar por tramposa. Sin embargo, Morales fue el deschavetado promulgador de la infame ley de elecciones judiciales, entregando la justicia al voto de la plebe iletrada, previa selección de obscenos tinterillos masistas para que la administren. Con esas elecciones (que solo se practican en Bolivia) los magistrados se convirtieron en una cédula del MAS, pero ahora ya abandonaron a Evo Morales y están al lado del poder, como siempre sucede en el país. Morales, el autor de esa barbarie, hoy padece las consecuencias.
Ambos, que siempre se han proclamado cultores de la paz y fieles a sus legados ancestrales incaicos (no mientas, no robes, no seas flojo) han batido a todos sus antecesores en hacer lo contrario. Las mentiras de Evo Morales han causado época, pese a que él se declara el sujeto más veraz del mundo. Por el mismo camino de los embustes discurre Arce contando historias chinas para que los crédulos aplaudan y lo soporten por un tiempo más. Ambos han inventado sendos golpes de Estado en su contra, Morales para huir al ser sorprendido estafando en la elección de 2019 y Arce, para buscar mejor apoyo popular, lo que hizo manteniendo encerrado dentro de una tanqueta blindada al comandante del Ejército y supuesto golpista, que se estaba asfixiando en la puerta del palacio viejo.
Los dos ciudadanos que ya aceleran en su carrera, son unos diestros para victimizarse. Siempre denuncian golpes e intentos de asesinato. A Morales solo le cayó un silletazo en la espalda en una reunión de masistas disconformes y a Arce un tomatazo en una concentración. Sin embargo, Morales dio órdenes para que asesinaran a tres extranjeros acusados de separatistas, y luego más muertes y atropellos que no podemos sumar. Más de 40 jóvenes cruceños fueron encarcelados y torturados durante más de 10 años y varios centenares o miles de bolivianos salieron al exilio. Su discípulo, Arce, dicen que, obedeciéndole, capturó y encerró cobardemente a la ex presidente constitucional, Jeanine Añez y secuestró hasta el día de hoy, sin ningún rubor ni consideración, al gobernador cruceño Luis Fernando Camacho, todo esto con un neto afán de venganza.
Falta de dólares, de combustible, avalancha de narcotráfico, bloqueos camineros, delincuencia, pobreza, figura en la Bolivia heredada y ahondada por Arce; no obstante, dos caballos viejos y cojos, llenos de garrapatas, aceleran el trote en la pista, mientras que los potros briosos, seguros ganadores, no salen todavía porque no tienen jinete.