Ernesto González Valdés
Vía red conversaba con una compañera, la cual había emigrado y en el país actual donde residía, más allá de la burocracia (legalización de sus documentos, entre ellos permiso para trabajar, cédula, etc.), le costaba conseguir trabajo como docente. Y las propuestas escasas que había conseguido eran con pago inferior al que recibía en su país de origen.
Obviamente no cuestionaré si eso estaba bien o mal, quedando clara la posición de ser migrante, por lo que, en ocasiones, uno acepta lo que se le proponga, por una necesidad básica: alimentarse y tener donde dormir. La otra cara de la moneda sería tener nada y sencillamente mendigar. No exagero cuando digo mendigar, cuando veo a personas en lugares donde hay semáforos (es común en América Latina), lo cual también se ve en países desarrollados, al menos a través de medios audiovisuales.
Mi preocupación ante el interrogante de esta nota es que se trata de docentes con la debida formación frente a un porcentaje de estudiantes fuera del sistema educacional, que no pueden recibir clases, por diversos motivos, siendo el factor primordial (una vez más) la pobreza. También hay aulas sobresaturadas de estudiantes.
Esto me lleva a la búsqueda de cantidades, por lo que se demuestra la importancia y sentido del uso de la matemática, en lo referente a estudiantes per cápita (1) o proporción alumnos-maestro, para lo cual hemos seleccionado la tabla siguiente, correspondiente al nivel de primaria (2):
Posición Valor año
1.- República Centroamericana 83.41 2016
2.- Rwanda 59.51 2018
3.- Malawi 56.89 2018
35.- Haití 33.41 1998
37.- India 32.75 2017
53.- El Salvador 26.89 2018
57.- México 26.55 2017
102.- Chile 17.79 2017
183.- Noruega 8.59 2017
Como se puede apreciar en la posición, los países con más población se centran en el continente africano; en América Latina (AL) hay cierta disminución y en Europa es significativo el número de estudiantes por docentes, lo que nos da una muestra de la importancia del desarrollo de cada región o continente, que por supuesto debe ir a la par de la inversión que se destina a la Educación.
Muchos docentes pudieran considerar que estas estadísticas no son reales, porque saben a cuántos estudiantes hoy les están impartiendo clases y estando en AL, pareciera que se trata de África.
Por supuesto, una “tabla” puede estar permeada por muchos factores: ¿abarcará las zonas rurales, donde la relación estudiante/docente tiende a hacerse mayor, al menos en AL?; ¿habrán cambiado las estadísticas posteriores a la pandemia? Y tantos otros interrogantes, que sería para llenar varias páginas.
Y no solo se debe ver qué se hace en Noruega y en general los llamados países bajos, sino lo que la lógica infiere, en cuanto a con datos en la mano de un país, a quienes les corresponda dicha toma de decisiones, construir más escuelas; coordinar con las instituciones formadoras de docentes para captar nuevos estudiantes; elevar la dignificación del docente y con ello rescatar el respeto y prestigio que merecen; con salarios decorosos; establecer mecanismos para la entrega de instrumentos tecnológicos y garantizar conexiones en las redes en espacios educativos; capacitaciones; rescatar a docentes jubilados; reformas educativas, etc.
Sencillamente, ¡es inadmisible que docentes estén sin trabajo y que aulas estén súper pobladas!
Notas
(1) Indicar la media por persona en una estadística social determinada.
(2) Tomada del Instituto de Estadística de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
El autor es Licenciado en Ciencias Pedagógicas.