Luis Fernando Romero Torrejón
Después de lo vertido por la Ministra de Trabajo sobre que el dólar es subvencionado en nuestro país por el Gobierno nacional, se aclara:
1) Si existe la subvención a los alimentos, a la energía eléctrica y a los hidrocarburos (entre ellos al diésel y gasolina), éste último le costará al país Bs 9.803 millones, según el PGE 2024. Si hubiese una subvención para mantener el precio fijo, como ocurre con los carburantes, en el caso del dólar, debería estar registrada en el PGE, con un gasto determinado y una partida presupuestaria. Por lo tanto, se descarta totalmente que haya una subvención a la divisa americana como parte de una política pública estatal.
2) Es evidente, que, desde noviembre del 2011, la cotización oficial del dólar americano en nuestro país es fija o “congelada”, para su venta y compra. Pero no gracias a una subvención, sino gracias a la intervención del BCB en el mercado cambiario regulado y formal, mediante el Sistema Financiero Nacional. En términos sencillos, se proporciona los dólares que requiere o demanda la economía para así mantener un precio de equilibrio (fijo) y, por ende, no se devalúe nuestra moneda nacional.
3) Lo anterior era sostenible y eficiente, de cierta manera, mientras había los ingresos suficientes en dólares para mantener estable esta política monetaria, el tipo de cambio fijo. Lo cual fue viable principalmente por las exportaciones de gas natural, lo cual daba un volumen importante de divisas a YPFB, que eran luego transferidas al BCB. A partir del 2014, hubo el punto de quiebre, cayó paulatinamente la producción y las exportaciones hidrocarburíferas y, consecuentemente, el flujo de dólares al BCB para ofertar en el mercado. Para mantener el equilibrio cambiario, es decir el tipo de cambio congelado, se tuvo que recurrir a las divisas acumuladas en nuestras Reservas Internacionales Netas, que, entre otros gastos, ocasionaron que casi se agoten totalmente las mismas hasta la fecha.
4) Esto lleva a la conclusión de que, al carecer el BCB de los dólares suficientes para dotar al sistema financiero nacional, ha generado en el mercado cambiario una escasez y un tipo de cambio paralelo elevado, superior al menos en un 50% al tipo de cambio oficial. El riesgo es que, si continua esta situación, nos puede conllevar a una crisis de balanza de pagos, que no es más que la devaluación oficial de nuestra moneda, acompañado con efectos inflacionarios y de pérdida del poder adquisitivo de nuestros ingresos.
5) Finalmente, para evitar mayor estrés y presión en el mercado cambiario del dólar, deben ser implementadas políticas económicas de muy corto plazo (próximos 3 meses) que no solo permitan el acceso de manera oportuna y con costos menores a la divisa americana para los diferentes actores económicos, sino que también generen certidumbre y mejores expectativas, claves para que no suba aún más el dólar paralelo. Es prioritario, tomar acciones en conjunto entre el sector público y privado para controlar la presión inflacionaria, que puede dar lugar a mayores conflictos sociales en el país, cuyo origen es la escasez de dólares, que podría luego imposibilitar mantener el tipo de cambio fijo, que posteriormente tendrá que ser reajustado, dado su alto costo para su sostenibilidad.
El autor es Presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija.